Los hermanos Nicole, Carlos y Christian Jelenszky representan el futuro de Mercurio Joyeros. La casa joyera, fundada por don Carlos F. Jelenszky, ha logrado posicionarse como una empresa panameña de tradición joyera que ha perdurado en el tiempo. Su fórmula: una familia que te atiende como familia.
“El que tiene tienda, que la atienda’, nos decía siempre mi abuelo y es un lema que nunca olvidaremos”, comparten los tres hijos de Carli, el segundo de los nueve hermanos Jelenszky, que tras su fallecimiento en 2004 dejó un vacío difícil de llenar. “Su carisma era sinigual, a Carli todo el mundo lo quería. Era como un espacio imposible de llenar”, cuenta su hijo Carlos Adolfo, quien en ese momento tuvo que tomar una decisión que definiría el rumbo de su vida. “Mi plan no era trabajar en Mercurio. Sin embargo, sentí una fuerte dirección de parte de Dios, como un llamado a tomar su relevo y ocupar ese lugar”. Desde entonces, y siempre con Dios como guía, los hermanos Jelenszky son parte vital en el engranaje de la empresa familiar; guiados por sus tíos, aprenden cómo manejar las intrincancias de un negocio complejo, lleno de retos, pero también de muchas satisfacciones. “Te vuelves parte de los momentos más especiales de tus clientes, compartes nacimientos, bautizos, matrimonios, graduaciones… y eso lo valoramos mucho”, acota Carlos.
Una maleta y convicción
“Nuestro abuelo era de Cuba, ganadero apasionado… Tenía fincas de arroz, pero un día el Estado le expropió sus tierras”, relatan sus nietos. Con seis hijos en ese momento y sin negocio, tuvo que buscar la forma de sostener a su familia. Decidió empezar desde cero y construir algo que, de enfrentarse a la misma situación, pudiera llevarse en dos maletas y eso fue en principio platería. A su llegada a Panamá en 1965 fundó La Riviera en el Hotel Continental y, en 1977 adquirió la Joyería Mercurio, que era propiedad de un joyero alemán. Con esta adquisición, consolidó ambas joyerías en un solo nombre y, en 1981, trasladó el negocio a la avenida Samuel Lewis. “Era un visionario. Fue él quien vio el potencial de esta ubicación, que en aquel entonces apenas comenzaba a desarrollarse y que hoy es conocida como la ‘calle de la joyería’ en Panamá, porque poco a poco otras joyerías se establecieron en la avenida. Su visión y compromiso sentaron las bases de lo que Mercurio es hoy”, asegura su nieta Nicole.

El gran paso
En 1981, el abuelo dio un paso determinante al viajar a Suiza y tocar las puertas de Rolex. En ese momento, la marca había perdido representación en la región. Con gran determinación, se presentó a negociar y, aunque no lo conocían, su convicción impresionó a Rolex, que le otorgó la exclusividad en Panamá. Este acuerdo, que se mantiene hasta hoy, fue un verdadero game changer para Mercurio, aseguran sus nietos, le aportó prestigio y marcó el inicio de un crecimiento sostenido.
Desde entonces, la responsabilidad de mantener los estándares de Rolex ha sido primordial para Mercurio, que se asegura de cumplir con las exigencias de calidad en cada detalle, desde el servicio al cliente hasta el marketing. Cada cliente que entra en Mercurio es tratado con el máximo respeto, como si se tratara del propio presidente.
El departamento de Rolex en Mercurio no es solo un área de negocio; es una extensión de su identidad. Los clientes saben que siempre encontrarán a un miembro de la familia Jelenszky para asesorarlos y ofrecerles el mejor trato posible, un compromiso de atención personalizada que representa la esencia del legado familiar.
“Mi abuelo no solo construyó un negocio, sino un legado. Para él, su familia era todo. Nos enseñó a ser un equipo, ‘los Jelenszky’, siempre juntos, como un ‘uno contra el mundo’. Esa unión, esa filosofía de vida, es lo que mantenemos hasta el día de hoy”, confirma Nicole con nostalgia.

El engranaje detrás del imperio
Mercurio Joyeros es hoy lo que es gracias a la dedicación del fundador y su hijo, pero también por el esfuerzo incansable de los hermanos de Carli —Luis, Felipe, Jorge y Adrián—, conocidos cariñosamente como “los tíos”. Su presencia en la empresa es discreta, pero esencial. Conocen al detalle cada aspecto del negocio y, aunque prefieren mantenerse en las sombras, son la estructura administrativa que sostiene a Mercurio. Poco a poco han comenzado a compartir sus conocimientos con la nueva generación, para asegurar que los principios y valores que siempre los han guiado, perduren. Estos mentores silenciosos son los pilares que permiten que Mercurio funcione día a día.
Este proceso de transición hacia la nueva generación va más allá de la transferencia de responsabilidades; es una lección sobre la esencia y la filosofía de vida que su fundador instauró. La tercera generación Jelenszky, con su entusiasmo y visión renovada, tiene mucho que agradecer a estos guías, quienes han sostenido el negocio con solidez y propósito. La discreción de los tíos refleja la humildad que caracteriza a la familia. Son ellos quienes manejan la contabilidad, el inventario, los pedidos y la coordinación con las marcas. Supervisan que cada detalle esté en su lugar, desde recibir visitas importantes hasta la logística de ferias y la relación con proveedores.

El relevo generacional queda evidente en la gestión de la sucursal de Mercurio en Town Center, Costa del Este, liderada por Nicole. “Mis tíos confiaron en mí para desarrollar esta sucursal desde cero, y la considero mi bebé”, comparte desde su oficina en esta boutique, donde dedica gran parte de su tiempo a atender personalmente a los clientes y coordinar a un equipo de vendedores y asesores de confianza. “El éxito se debe al esfuerzo y compromiso que todos aportamos diariamente”.
Más que una joyería
Mercurio Joyeros se ha consolidado como una joyería que se destaca no solo por la calidad de sus productos, sino también por la amplitud de su inventario. En términos de variedad, Christian lo compara como un “Amazon” de las joyerías: “Contamos con una selección extensa que abarca desde joyas para ocasiones especiales hasta accesorios para el día a día, sin olvidar productos para todas las edades, desde bebés hasta adultos. Nuestra tienda tiene algo para todos, y eso incluye incluso piezas únicas que quizá encuentren a su dueño después de varios años. Esta amplitud nos diferencia de otras joyerías que no cuentan con la misma diversidad de mercancía”, asegura.
“Uno de los valores agregados que ofrecemos es la seguridad y confianza en cada compra. Los clientes saben que lo que adquieren tiene un valor genuino, al precio justo y con la tranquilidad de que cuentan con nuestro respaldo. Esto se refleja en nuestro compromiso con el servicio de mantenimiento y reparación de por vida para todos los productos comprados en Mercurio. Si algo le ocurre a la pieza, la recibimos y reparamos en nuestro propio taller, sin necesidad de recurrir a un tercero. Así, los clientes siempre tienen la seguridad de que estamos allí para cualquier ajuste o restauración que necesiten, sin importar el tiempo que haya pasado desde la compra”, explican.

Este compromiso con la calidad se refleja también en su exclusiva alianza con Rolex, que les ha otorgado la operación en Panamá de su taller autorizado, donde se cumplen los más estrictos estándares de la marca. “Cuando un Rolex sale de nuestras instalaciones, lo hace con una garantía oficial equivalente a la de un taller en Suiza”, aseguran. Este logro, fruto de décadas de esfuerzo y dedicación, es un motivo de gran orgullo, pues reafirma su compromiso con la excelencia. Actualmente, están remodelando su casa matriz para ofrecer una experiencia de alto nivel a sus clientes, con una apertura programada para 2026.
Para esta generación, el futuro no solo implica mantener la tradición, sino también evolucionar con los cambios de la industria. Aunque la tecnología y la innovación juegan un papel más importante ahora, el lema familiar “El que tiene tienda, que la atienda” sigue siendo una guía para ellos. Así, Carlos, Nicole y Christian honran el legado familiar, al tiempo que trazan un nuevo rumbo, comprometidos con que Mercurio Joyeros siga siendo sinónimo de elegancia, calidad y tradición en el mundo de la joyería en Panamá.
Fotos por Susana Aramburú | Styling por Javier Veleiro
Lugar: Roche Bobois Showroom | Joyas y relojes por Mercurio Joyeros
Maquillaje y estilismo por Fuzion Salón