miércoles, septiembre 17, 2025

NEWSLETTER

More

    El nuevo lenguaje de la tecnología de salud

    Los dispositivos de salud dejaron atrás el conteo de pasos y hoy se instalan como indicadores de recuperación, estrés y resiliencia. En 2025, anillos, bandas y diademas neuronales marcan una tendencia clara: menos pantalla y más señal. Entre promesas de evidencia científica, tensiones regulatorias y fatiga de suscripciones, el sector vive una transformación decisiva.

    Compartir:

    spot_img

    Recuperación, resiliencia y foco

    En poco más de una década, los wearables pasaron de ser un accesorio para entusiastas del fitness a convertirse en verdaderos radares de la salud personal. Lo que comenzó como la fiebre del conteo de pasos impulsada por Fitbit y más tarde consolidada por el Apple Watch, hoy es un ecosistema que busca traducir cada latido, cada ciclo de sueño y cada fluctuación de temperatura en información accionable. El mercado global de estos dispositivos alcanzó más  de 500 millones de unidades en 2024, pero el reloj inteligente ha entrado en fase de madurez. La novedad de 2025 no está en la muñeca, sino en el dedo y en la cabeza: anillos de titanio como Oura y Galaxy Ring, bandas como WHOOP 5.0 y diademas EEG como Muse y FocusCalm.

    La historia de Oura resume la evolución del sector. Fundada en 2013 en Finlandia, la compañía apostó desde el inicio por la idea de que el sueño era la clave para medir la salud. Tras una exitosa campaña en Kickstarter en 2016 y varias generaciones de mejora tecnológica, el Oura Ring Gen 4 se convirtió en un objeto de culto: discreto, con autonomía de hasta ocho días y sensores capaces de registrar frecuencia cardiaca, saturación de oxígeno, temperatura y variabilidad del ritmo cardiaco. La novedad de 2024 fue el llamado Radar de Síntomas, un sistema que afirma detectar alteraciones fisiológicas hasta 48 horas antes de que el usuario perciba los primeros signos de enfermedad. Oura ha vendido más de 2,5 millones de anillos y alcanzó un valor de mercado cercano a los 5.200 millones de dólares tras rondas de inversión. Celebridades como el príncipe Harry y Jennifer Aniston lo han usado públicamente, reforzando su imagen aspiracional.

    “La década pasada midió pasos. La actual medirá recuperación, resiliencia y foco mental”. Samsung Galaxy Ring: primer anillo masivo sin suscripción mensual, autonomía de 7 días.

    En paralelo, WHOOP nació en los laboratorios de Harvard en 2012, con Will Ahmed a la cabeza, y con la obsesión de ofrecer a atletas y profesionales un “cuadro de mandos” continuo sobre carga de entrenamiento, recuperación y sueño. La banda, ligera y sin pantalla, apostó por un modelo distinto: en lugar de vender hardware, se comercializa bajo una membresía mensual o anual. En 2025, WHOOP presentó dos novedades decisivas: WHOOP 5.0, con una batería optimizada de hasta 14 días y un nuevo sistema de Healthspan Reports, y WHOOP MG, la primera versión con monitor de presión arterial y electrocardiograma con autorización de la FDA. La inclusión de estos últimos datos la colocó en el centro de un debate regulatorio: ¿sigue siendo un dispositivo de bienestar o se convierte en equipo médico? La FDA cuestionó el alcance de su función de presión arterial, y aunque WHOOP aclaró que se trata de una herramienta de bienestar, la discusión refleja el punto de inflexión de la industria.

    Entre la promesa y la regulación

    La evolución de los wearables en 2025 no solo se mide en avances técnicos, sino también en las tensiones que acompañan a un mercado que roza la frontera clínica. Apple Watch fue el pionero en 2018 con la autorización de la FDA para su función de ECG y notificación de ritmo irregular. Desde entonces, cada paso hacia métricas más médicas genera un nuevo nivel de escrutinio. La inclusión de presión arterial en WHOOP MG y la ambición de otras marcas por añadir glucosa no invasiva marcan el pulso de la década.

    El mercado de anillos inteligentes refleja otro vector de cambio. Samsung, con el lanzamiento del Galaxy Ring en 2024, confirmó la validez de la categoría. Fabricado en titanio y con autonomía de hasta siete días, el dispositivo se integra con la aplicación Samsung Health y ofrece monitoreo de sueño, energía y frecuencia cardiaca. Su estrategia lo diferencia: mientras Oura y WHOOP monetizan con suscripciones, Samsung decidió ofrecer acceso completo sin cuota adicional. Para los analistas, este movimiento podría acelerar la adopción masiva y presionar a otros fabricantes a revisar su modelo de ingresos.

    La evidencia científica sigue siendo un terreno delicado. El Oura Ring ha mostrado buena concordancia con la polisomnografía en variables como sueño profundo y REM, aunque con limitaciones en las fases más ligeras. WHOOP, por su parte, ha demostrado consistencia en la medición de frecuencia cardiaca y HRV, con estudios de gran escala en contextos deportivos que asocian su uso continuo a mejoras en resiliencia fisiológica. Son datos valiosos, pero no reemplazan diagnóstico médico.

    Más allá del cuerpo, una nueva ola de dispositivos apunta a la mente. Muse, lanzado en 2014, utiliza sensores EEG para entrenar la meditación y el manejo del estrés. El dispositivo traduce la actividad cerebral en sonidos ambientales que varían según el nivel de calma o agitación. Estudios han mostrado beneficios en reducción de estrés en pacientes oncológicos. FocusCalm, creado por BrainCo, busca entrenar estados de concentración mediante neurofeedback accesible. Ambos representan una tendencia clara: los wearables ya no solo quieren medir el cuerpo, sino también entrenar la resiliencia mental.

    Los desafíos de la nueva década

    El mercado en 2025 enfrenta tres tensiones principales. La primera es la validación científica: la diferencia entre un dispositivo que motiva hábitos saludables y uno que diagnostica enfermedades es la línea más delicada del sector. La segunda es la privacidad de datos: con millones de usuarios registrando variables fisiológicas cada minuto, las compañías manejan información sensible que despierta preocupación sobre su uso por aseguradoras, empleadores o terceros. Y la tercera es la fatiga de suscripciones: Oura cobra 5,99 dólares al mes, WHOOP funciona solo mediante membresía anual, y cada nueva función tiende a monetizarse bajo pago recurrente. El consumidor, sin embargo, comienza a exigir valor real o alternativas sin cuota, como la de Samsung.

    En cifras, el mercado mantiene un crecimiento moderado. IDC reporta que 2024 fue un año de consolidación, pero con signos de saturación en relojes inteligentes. La expectativa es que formatos alternativos lideren la innovación, mientras empresas y gobiernos integran estos dispositivos en programas de salud y desempeño.

    El panorama sugiere que los wearables ya no son simples accesorios tecnológicos, sino parte de la infraestructura invisible de la salud contemporánea. El reto será mantener la confianza, demostrar rigor científico y encontrar un equilibrio entre negocio y ética, entendiendo que los datos del cuerpo se han convertido en un nuevo activo: la ventaja competitiva será la calidad de la señal y la ética con la que se use.

    DATO DESTACADO

    Oura:
    US$5,99 al mes por suscripción.

    WHOOP:
    membresía anual obligatoria.

    Tendencia 2025:
    fatiga de suscripciones.


    Fotos cortesía

    spot_img
    spot_img

    Otros artículos

    spot_img