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    La creadora que llevó el lujo latino al mundo

    Desde Barranquilla hasta las pasarelas de Milán, la diseñadora colombiana demostró que el lujo latinoamericano puede ser global. Con arte, estrategia y visión empresarial, está consolidando un legado que une creatividad, disciplina e identidad en una elegancia contemporánea que trasciende fronteras y redefine el estilo. Sus piezas fueron las protagonistas del ‘Trunk Show’ de la Fundación Best Buddies.

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    Silvia Tcherassi

    En un universo donde la moda vive atrapada en la inmediatez, Silvia Tcherassi ha construido una marca que trasciende temporadas. Su nombre es sinónimo de coherencia, sofisticación y estrategia. Desde sus talleres en Barranquilla y Miami, ha llevado con orgullo una etiqueta que dice Made in Colombia a las pasarelas de Milán, París y Madrid, conquistando un espacio que antes parecía reservado a los grandes nombres europeos.

    Su historia comenzó lejos del circuito de la moda. Estudió diseño de interiores, una disciplina que marcó su manera de entender la proporción y la armonía. “Nunca dejé de ser interiorista. Solo cambié los espacios arquitectónicos por los cuerpos como lienzo”, dice, recordando el punto de partida de un lenguaje estético que fusiona estructura, fluidez y sentido del color.

    Silvia Tcherassi ha reescrito la estética caribeña, al demostrar que el lujo latinoamericano puede ser sutil, arquitectónico y atemporal sin depender del exceso ni de los clichés del color y la exuberancia.

    A comienzos de los noventa fundó Altamoda, un pequeño taller que se transformó en el laboratorio creativo de su marca. “En esa época, la moda latinoamericana no tenía aún el reconocimiento que tiene hoy. Crear una marca de lujo desde Colombia parecía una utopía”, recuerda. Pero su convicción fue más fuerte que las limitaciones del entorno. Apostó por una visión de largo plazo, por la construcción de una identidad y no de una tendencia.

    “Creo profundamente en la elegancia sin esfuerzo”, dice. “No se trata de ostentar, sino de comunicar algo más profundo a través de lo que llevas. La moda es una herramienta de expresión cultural y emocional”. Esa idea se convirtió en la esencia de su ADN creativo: un equilibrio entre la modernidad europea y la calidez del Caribe.

    “El Caribe no es solo un estallido de tonos; también es luz, textura, sutileza”, explica. Su interpretación del trópico es contenida y elegante, donde los materiales nobles dialogan con la artesanía. Sus prendas fluyen con naturalidad, pero siempre hay estructura: la herencia de su formación como diseñadora de interiores sigue ahí, en cada línea.

    El reconocimiento internacional llegó pronto. Fue invitada a las principales semanas de la moda europeas y, en 2004, Francia le otorgó la Orden de las Artes y las Letras, uno de los mayores honores culturales del país. Ese momento —dice— “fue simbólico, porque demostraba que nuestro trabajo podía formar parte del diálogo global del lujo, con identidad y calidad propias”.

    Detrás de la diseñadora hay una empresaria que entiende la moda como un proyecto integral. Tcherassi no improvisa. Su compañía combina la dirección creativa con una estructura empresarial eficiente, donde cada decisión se toma con visión de sostenibilidad económica. “La moda requiere creatividad, pero también gestión. He aprendido que para construir una marca duradera hay que saber cuándo innovar y cuándo mantener lo esencial”.

    La visión estratégica

    Hoy, la marca Silvia Tcherassi es un ecosistema sólido, sostenido por la visión familiar. Sus hijos, Mauricio y Sofía, se han integrado con naturalidad a la estructura creativa y empresarial. “Llegaron con espíritu de evolución, no de revolución”, afirma. “Compartimos la misma visión: mantener la marca relevante y viva”. En sus palabras se percibe una combinación de orgullo y serenidad: la certeza de haber construido algo que trasciende generaciones.

    Su incursión en la hospitalidad fue una extensión natural de su universo estético. Tcherassi Hotels, con sedes en Cartagena y Miami, son testimonio tangible de su visión integral del diseño. “La moda, el diseño y la hospitalidad son lenguajes que se comunican entre sí”, explica. Todo parte de una misma intención: crear belleza con propósito”. Cada espacio refleja la misma atención al detalle que caracteriza sus colecciones: texturas que dialogan, luz natural que envuelve, y un sentido del lujo que se expresa en la experiencia, no en el exceso.

    Para la diseñadora, la sostenibilidad no es una tendencia, sino una responsabilidad creativa. La moda, dice, debe aspirar a la permanencia y no al consumo rápido que agota su valor.

    Más recientemente, la diseñadora ha expandido su universo a nuevas líneas como bridal, fragancias y accesorios, cada una concebida con la misma filosofía de coherencia estética. “No se trata de diversificar por moda, sino de ampliar el alcance de una visión. Todo debe tener un propósito y un hilo conductor”.

    La sostenibilidad, un tema cada vez más presente en la industria, ocupa un lugar central en su pensamiento. “No puede ser un eslogan. Cada marca debe abordarla desde su realidad”, afirma. En su taller, los materiales se reutilizan, se prioriza la durabilidad y se crean piezas que sobrepasan temporadas. Para ella, la sostenibilidad es una forma de respeto: hacia la mujer que viste sus prendas y hacia el planeta que provee los recursos para crearlas.

    Más allá del éxito empresarial, Tcherassi representa una voz cultural. Su trabajo ha sido clave para reposicionar el talento latino en la industria del lujo y abrir puertas a nuevas generaciones de diseñadores. “Siempre sentí que tenía una responsabilidad de mostrar que desde América Latina se pueden hacer las cosas con excelencia”. Por eso, junto con el Instituto Marangoni Miami, creó la Beca Silvia Tcherassi, un programa que apoya la formación de jóvenes talentos del continente. “La creatividad necesita oportunidades”, afirma. “Yo tuve la fortuna de construir un camino; ahora me corresponde ayudar a que otros recorran el suyo”.

    Tras casi cuatro décadas de su primera colección, su entusiasmo permanece intacto. “El tiempo cambia las formas, pero no la motivación. Me sigo levantando cada día con el mismo deseo de crear”. En su voz hay una mezcla de serenidad y fuego, esa dualidad que define su trabajo: razón y emoción, estructura y libertad.

    Silvia Tcherassi no solo ha elevado la moda colombiana: ha convertido su nombre en un símbolo de constancia, sensibilidad y propósito, con un legado que se sostiene sobre tres pilares: autenticidad, disciplina y visión. Porque para ella la moda no es solo una industria; es una manera de construir cultura, identidad y belleza con sentido.  


    Fotos cortesía

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