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    El país que se recorre rodando

    Australia se ha convertido en uno de los destinos más atractivos para explorar sobre dos ruedas, gracias a su diversidad de climas, paisajes y la calidad de sus rutas asfaltadas y caminos ‘off-road’. Desde la costa tropical hasta el árido ‘outback’, recorrer el país en moto no es solo una aventura: es una forma de vida.

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    Aventura Mecánica

    A comienzos del siglo XX, el rugido de los primeros motores comenzó a escucharse en las vastas llanuras de Australia. En 1901, marcas como Douglas, Matchless y Harley-Davidson desembarcaron en el continente y marcaron el inicio de una relación entre motocicleta y territorio que, más de un siglo después, sigue creciendo en potencia, carácter y libertad. Lo que empezó como una solución práctica para atravesar caminos rurales sin pavimentar entre pueblos remotos se transformó, con los años, en una manera de habitar el paisaje.

    Durante la Segunda Guerra Mundial, miles de australianos recorrieron el outback a bordo de motocicletas militares como la Norton 16H y la BSA M20. Aquella experiencia forjada en condiciones duras no solo les dio habilidades de conducción y mecánica, sino una forma íntima de conectar con el terreno. 

    El motociclismo, entonces, dejó de ser una herramienta y comenzó a adquirir un valor emocional, cargado de paisaje, resistencia y pertenencia. Al terminar la guerra, esa relación evolucionó. Las motocicletas ya no eran solo funcionales, sino también simbólicas: libertad, individualidad, posibilidad. Con la expansión de la infraestructura vial, el viaje en moto pasó a ser una elección estética y vital, y no simplemente una necesidad logística.

    Esa transformación se refleja en figuras como Nickolas Hawkins, constructor de motocicletas personalizadas y dueño de Coffee Machine, un local en el norte de Victoria que se ha convertido en santuario y taller para riders de todo el país. Allí se combinan el aroma de café recién molido con el sonido metálico de llaves y carburadores. “Quería crear un lugar donde todos los motociclistas se sintieran bienvenidos, sin importar qué conduzcan o de dónde vengan”, explica. Coffee Machine es hoy una parada estratégica en la ruta entre New South Wales y Victoria, donde se reposta, se relajan músculos y se intercambian historias de ruta bajo un mismo código: el de la fraternidad entre viajeros.

    Calidad de ruta y paisajes. Australia ofrece rutas amplias, bien mantenidas y escénicas, ideales para el motociclismo de largo aliento. Curvas costeras, rectas desérticas y caminos interiores componen un mapa perfecto para descubrir el país a un ritmo pausado y con todos los sentidos en alerta.

    Ese espíritu encuentra eco en las rutas que atraviesan el país. Australia, con más de 875.000 motocicletas registradas, es un territorio que parece diseñado para ser descubierto sobre dos ruedas. La Gran Ruta Oceánica —entre Melbourne y los Doce Apóstoles— ofrece curvas suaves y vistas al mar que quitan el aliento. Al sur, la travesía por el Nullarbor Plain despliega kilómetros de rectas bajo un cielo limpio y solitario. En el norte, la ruta entre Broome y Darwin serpentea a través de la región salvaje de Kimberley, con tierra roja, vegetación espesa y encuentros imprevisibles con águilas, canguros y camellos. Más hacia el este, un viaje desde Alice Springs hasta la costa de Queensland atraviesa el corazón del país, cambiando de color, temperatura y latido con cada kilómetro recorrido.

    Pero no todo es contemplación y belleza. Los desafíos también forman parte del paisaje. Nickolas advierte que el abastecimiento de combustible es una de las grandes preocupaciones para cualquier rider que se adentra en el interior del país. Las largas distancias, unidas a la escasa densidad de estaciones de servicio, obligan a una planificación rigurosa. “Un tanque con 200 kilómetros de autonomía puede quedarse corto si no se ha calculado bien. Muchos llevan bidones adicionales amarrados a la moto o adaptados en mochilas técnicas”, explica. El clima extremo añade otra capa de complejidad. Las temperaturas abrasadoras pueden convertir una jornada de ruta en una prueba de resistencia. Por suerte, la evolución de la ropa técnica —ventilación avanzada, tejidos transpirables, protección UV— ha permitido que incluso los trayectos más hostiles sean transitables sin poner en riesgo la seguridad del conductor.

    Clubes de motos. Desde Harley-Davidson hasta motociclistas cristianos, los clubes australianos reflejan una comunidad diversa, solidaria y comprometida con la ruta, donde la camaradería es tan importante como la máquina que se conduce.

    Frente a este entorno exigente, las redes sociales y las plataformas digitales han fortalecido una comunidad que se apoya, comparte y se acompaña. Desde grupos en WhatsApp hasta foros especializados como Adventure Rider, los motociclistas australianos se mantienen conectados antes, durante y después del viaje. La solidaridad no es una consigna vacía: si alguien tiene un problema en la ruta, no está solo. Hay siempre un taller amigo, un mensaje de alerta o un rider que aparece en la curva siguiente.

    Esa cultura de comunidad se expresa en clubes consolidados como el Ulysses Club —orientado a mayores de 40 años— o FarRiders, donde el desafío es recorrer más de mil kilómetros en un solo día. También destacan los capítulos locales de Harley Owners Group (H.O.G.), el BMW Motorcycle Club y colectivos como Adventure Riders Australia. Incluso hay espacio para quienes combinan el motociclismo con la espiritualidad, como la Christian Motorcyclists Association. Lo que los une no es el tipo de moto ni el estilo de conducción, sino una ética compartida de respeto, ayuda mutua y pasión por la carretera.

    De los acantilados oceánicos del sur a la tierra roja del ‘outback’, pasando por selvas tropicales, playas vírgenes y mesetas interiores, Australia despliega una geografía variada que transforma cada viaje en moto en una experiencia visual, física y emocional profundamente cambiante.

    En los últimos años, una transformación silenciosa también ha ganado protagonismo: el ascenso sostenido de mujeres en el motociclismo australiano. Gracias a la disponibilidad de motos más ligeras, equipo técnico adaptado y una red de apoyo más inclusiva, cada vez más mujeres se suman a la experiencia. Grupos como The Throttle Dolls han inspirado a muchas a tomar la carretera por primera vez y, con ello, han ampliado los horizontes de un espacio históricamente dominado por hombres.

    Australia no es un país para recorrer con prisa. Es un país para ser habitado sobre ruedas. Aquí, la motocicleta no es un medio: es un lenguaje. Uno que se escribe en polvo, en asfalto, en viento caliente y en charlas alrededor de un café. Uno que une a quien viaja con el entorno, con la historia y consigo mismo.

    Desde el primer rugido en 1901 hasta las travesías actuales que cruzan estados y generaciones, el motociclismo en Australia es parte del alma del país. En cada ruta hay una promesa: la de encontrar algo nuevo, incluso si ese algo somos nosotros mismos.


    Fotos cortesía

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