viernes, octubre 25, 2024

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    Israel: Mirada actual a una milenaria tierra

    Pensé que en dos semanas me sobraría tiempo para ver todo lo que quería ver. La realidad es que no alcancé a hacer ni la mitad de las cosas que tenía planeadas.

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    POR: SARITA ESSES

    Israel es un país diminuto –mide un tercio de Panamá-. En el mapa se asemeja al cuello de una jirafa, y en tan solo cinco horas puedes manejar desde su punto más norte, hasta el extremo más sur.
    Lo he visitado al menos una decena de veces, pero no había vuelto desde 2013.
    En esta ocasión tan anticipada, decidí desviarme un poco del turismo convencional, y palpar la vida cotidiana de los israelíes, tener una mejor apreciación de las complejidades
    inherentes a ese trocito de tierra y aprender de sus aportes al resto del mundo en ciencia y tecnología. Después de todo, este es un país que ha hecho florecer el desierto.
    Cuando aterricé en el aeropuerto de Ben Gurion, mi llegada se ensombreció por la noticia de que hubo un atentado terrorista en Beer Sheva, el primero de una racha nefasta que cobraría al menos 15 vidas en el próximo mes y medio.
    Pero una frase que escuché una y otra vez, cuando preguntaba a guías, concierges y taxistas si era seguro ir a tal o cual lugar, era: “Todo está bien, hasta que algo pasa”.
    Y sí, pasan muchas cosas, a cada rato. Pero los habitantes de Israel no solo viven, prosperan, con una dosis sana de pragmatismo y mucha agudeza.

    Casa Geffen
    Arte para derribar barreras
    Para mí, la paz es elusiva, para no admitir que me parece una utopía. Pero no todo el mundo comparte mi punto de vista.
    Por 12 años, Asaf Ron ha sido el director ejecutivo de Beit Ha’Gefen, un centro cultural en la ciudad mixta de Haifa, que busca promover el diálogo entre judíos y árabes,
    utilizando el arte como herramienta para construir una sociedad compartida y segura.
    “Mi meta principal es convencer a la mayor cantidad de personas que el multiculturalismo es un beneficio”, afirma.
    “Judíos y árabes no tienen que ser enemigos y podemos coexistir sin problema”.
    En el centro se llevan a cabo una variedad de eventos culturales y actividades educativas con el objetivo de explorar legado e identidad, brindando a unos y otros la posibilidad de compartir historias, memorias y experiencias, algunas familiares y otras nuevas.
    ¿Qué es para ti un hogar? ¿Eres un mejor anfitrión o visitante? ¿Qué ves desde la ventana? ¿Hay algún objeto que mantienes por su historia? Si tú fueras un objeto, ¿cuál serías? Estas son preguntas en torno a las cuales giran algunas de las exhibiciones participativas.

    Netiv Hasaara Flores, casas y refugios antibombas La mayoría están pintadas con
    diseños y colores tan alegres, que en otro país uno pensaría que se tratan de paradas de buses. Pero no en Israel, y menos en Netiv Haasara: son refugios anti bombas. A solo 200 metros de distancia, esta es la comunidad judía más próxima a Gaza. Por eso, cuando suenan las alarmas, los habitantes solo tienen cinco segundos para correr y ponerse a salvo. Los refugios no tienen puertas; no hay tiempo que perder.
    La terraza de la casa de Tsameret Zamir hace las veces de centro para visitantes y ahí exhibe algunos de los misiles que han caído sobre ellos, y pedazos de los proyectiles del Iron Dome que -afortunadamente- los han interceptado.
    Desde ahí también se aprecia el enorme muro de 15 metros de alto que los resguarda de las balas de francotiradores. Esa pared es una importante barrera, pero también un amargo recordatorio de lo que hay del otro lado. Tsameret propuso utilizarla como un colorido lienzo, tapizándolo con miles de mosaicos donde lo visitantes escriben sus deseos de paz, imbuyendo la atmósfera de fortaleza y optimismo.
    A pesar de los proyectiles, los francotiradores y los intentos de terroristas de infiltrarlos a través de túneles subterráneos, para los habitantes de Netiv Hasaara no hay discusión. Esta es su tierra y morarán en ella.
    Dos veces al año se recogen cientos de miles de papelitos, en multitud de colores, que se desbordan hasta el suelo desde cada grieta y llanura, y son enterrados en el Monte de los Olivos.

    Parecen paradas de autobus, pero son los refugios antibombas, pintados con diseños para mermar la hostilidad de su significado.

    Mearat Hamajpela
    La Tumba de los Patriarcas
    Jóvenes buscando pareja. Mujeres que no logran embarazarse. Alguien con algún problema de salud. A Mearat Hamajpela, en Hebrón, llegan personas de todos lados, a implorar que por el mérito de los Patriarcas y las Matriarcas aquí enterrados, sus tefilot -rezos- sean respondidos.
    Abraham, Isaac y Yaacov, junto con Sara, Rivka y Lea, yacen en este sitio sagrado, el más santo, después del Muro de Los Lamentos. (Rahel falleció y fue sepultada en camino a Bethlehem).
    Aparte de su valor religioso, histórico y cultural, la Cueva de los Patriarcas fue la primera transacción inmueble documentada en la Biblia y el primer trozo de tierra que Abraham compró en la Tierra Prometida, hace casi 4 mil años.

     

    El momento dulce
    la Heladeria Golda, una tradición familiar de más de 20 años con tiendas a lo largo de israel, fabrica sus materias primas y en cada local se hacen los helados frescos.

     

    El Technion Sin agua, no hay nada.
    A pesar del frío, la lluvia y el granizo, llegamos hasta el Technion, en Haifa, la mejor universidad de tecnología, no solo en Israel, sino del Medio Oriente.
    En sus 20 facultades puedes encontrar alguien desarrollando robots para uso agrícola; otro investigando el efecto del viento en las olas; alguien más explorando patógenos en el aire; y algo que me resultó muy curioso, aquí se elaboró la nano Biblia, un microchip no más grande que un grano de azúcar, en el que está grabado el texto antiguo en su totalidad (1.2 millones de letras).
    Nos recibió el profesor Eran Friedler, del departamento de ingeniería ambiental y del agua, quien ha dedicado gran parte de sus esfuerzos al estudio, manejo y aprovechamiento de este recurso vital.
    “En Israel usamos todas nuestras fuentes naturales, y ahora estamos en la era de desalinizar el agua”, explica. Un tercio del consumo de agua potable del país es desalinizado.
    “Nuestros vecinos en Jordania reciben agua una o dos veces por semana”, afirma. “Aquí nadie te dice que economices el agua: abres la pluma y sale”.
    Pero la población crece a un ritmo de 1.8% al año, y hay que asegurarse de que siga habiendo para todos.
    Israel ha sido la cuna de métodos de irrigación innovadores, como el sistema por goteo, que se ha implementado en todo el mundo. También se ha destacado en el tratamiento de aguas residuales.
    “A diferencia de otros países, donde la agricultura es el mayor consumidor de agua potable, en Israel no es así. 95% de las aguas servidas son recogidas, y después de ser tratadas, el 85% se utiliza para irrigación”.
    Al preguntarle cómo un país tan pequeño, relativamente joven, predominantemente desértico y con tantos retos existenciales, se ha convertido en una de las grandes potencias en tecnología hídrica, responde sin parpadear: “Había una necesidad y hay que buscar soluciones”.

    Lo moderno y lo tradicional en israel: la tecnología y la artesanía.

    Durante la pandemia, las aguas servidas tuvieron otro uso: detectar covid, incluso cuando los contagiados aún no se habían enterado. El equipo del profesor Friedler recogía muestras de varios edificios, y usaban medidores con data mining de alta tecnología para monitorear continuamente y analizar señales de covid, ya que a través de los desechos humanos se excreta una alta concentración del virus.
    Ahora su trabajo es parte de un plan de vigilancia nacional, para rastrear focos de contagio.

    Sarona market en Tel Aviv.

    theDock
    Innovación marítima para el mundo
    El mayor activo del estado moderno de Israel es la mentalidad de resolver problemas. Eso es algo que Nir Gartzman, uno de los socios fundadores de theDOCK, sabe bien.
    A los 20 años de graduó de la Academia Naval. A los 24 años ya era el ingeniero jefe de uno de los buques de la naviera en la que trabajaba. “Conocí colegas de otros países, que a los 35, 40 años, estaban haciendo lo mismo que yo, con el mismo equipo”.
    Como todos los israelíes, Nir cumplió con el servicio militar obligatorio, y a eso acredita que desde una edad temprana, desarrollan la facultad de lograr resultados.
    “En el ejército, hay una misión”, explica Gartzman. “Hay que mantener el país seguro; sí o sí. Desde joven estás expuesto a esa mentalidad de que no puedes fracasar”.
    Pero admite que, aunque resolver una necesidad es bonito, se requiere tecnología, formación, y por supuesto, dinero.
    theDOCK es una empresa de capital de riesgo que propicia acercamientos entre empresas
    innovadoras e inversionistas, para resolver desafíos en el sector marítimo.
    “Todo lo que ves a nuestro alrededor, vino por mar”, detalla Gartzman. “El 90% del comercio global por volumen es transportado en barco”. Y ahí reconocieron una oportunidad.
    “Tenemos tecnología, hay capital de riesgo abundante a nuestro alrededor, y muchas
    mentes brillantes”, elabora. No por nada Israel se ha ganado el apodo de Start-up Nation: con una población de 9 millones de habitantes, tiene la mayor cantidad de start-ups per cápita del mundo.

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