jueves, noviembre 21, 2024

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    A Turquía entre amigas

    Una aventura soñada

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    Por VANESSA RESTREPO DE RINKEL

    Miles de personas visitan la mezquita Azul diariamente. Fue construida donde antes quedaba el Gran Palacio de Constantinopla, a solo pocos metros de Hagia Sophia. Su interior está colmado de hermosos azulejos azules pintados a mano con diseños florales y figuras geométricas.

    Turquía fue el destino de mis amigas y yo para vivir una aventura épica de 10 días. durante nuestro viaje, exploramos desde la encantadora riviera turca hasta las aguas termales de pamukkale y la fascinante región de capadocia. también nos sumergimos en la historia y cultura al visitar mezquitas y palacios en estambul, donde nos aventuramos y nos perdimos entre sus bulliciosas calles y mercados.

    El gran teatro de Hierápolis es una impresionante obra arquitectónica romana con capacidad para 15 mil personas y uno de los vestigios mejor conservados de esta ciudad dotada de aguas termales.

    Finalmente, pude cumplir la promesa que me hice hace 22 años de regresar a Turquía: país bicontinental, tierra de sultanes, chimeneas de hadas, alfombras de ensueño y delicias turcas, cuyo poderoso imperio otomano alcanzó a abarcar en sus 600 años en el poder los Balcanes, el Medio Oriente, partes de Arabia y la costa norte de África.

    En esta ocasión fui con tres amigas, y nos recibió con más turistas de lo que recordaba y gatos callejeros ¡por doquier! Hacía bastante calor para ser octubre, así que mi chaqueta pasó más tiempo empacada que en uso durante los 10 días que pasamos inmersas en el convulso pasado y dinámico presente de esta república laica, donde históricamente han vivido al unísono judíos, cristianos y musulmanes.

    A TODA MARCHA

    Después de 18 horas de viaje, llegamos emocionadas a Estambul, antigua Constantinopla
    y principal ciudad de Turquía, que reposa tanto en Europa como en Asia. Esta metrópolis de 16 millones de habitantes es un bullicioso centro de comercio que se mueve a toda marcha, con miles de productos locales que robaban nuestras miradas.
    Hay mucho por conocer y disfrutar en Estambul, pero quien lo visita debe hacer tres paradas obligadas en la “ciudad vieja” de la parte europea:

    1. Mezquita Azul o mezquita del Sultán Ahmed: rodeada de árboles de pitahayas rosadas y limones persas, esta imponente edificación cuenta con seis minaretes y hermosos diseños de azulejos de Iznik en su interior. ¡Pero, ojo! Para entrar, tocó descalzarnos y cubrirnos el pelo completamente como lo exige la tradición musulmana.

    2. Mezquita Hagia Sophia (Santa Sofía):
    con su enorme cúpula y arquitectura bizantina, fue una basílica por más de 900 años, luego una mezquita durante unos 150 años, y más tarde un museo. Hace tres años fue convertida nuevamente en mezquita y, por ende, debimos volver a descalzarnos y cubrirnos elcabello para visitarla.

    3. Palacio de Topkapi:
    La que fue la residencia oficial de los sultanes y centro político y administrativo del antiguo imperio otomano, nos transportó a la época dorada de los sultanatos.

    Además, es hoy un tesoro histórico con relicarios que exhiben celosamente piezas sagradas pertenecientes a diversos personajesreligiosos, como la mano de San Juan Bautista, la vara de Moisés, el turbante de San José y el cabello de la barba del profeta Mahoma.

    Nuestra mañana continuó entre calles y callejuelas repletas de tiendas y venta de castañas, frutas y vegetales que endulzaban el ambiente otoñal y abrían el apetito, así que
    nos detuvimos a almorzar para luego dirigirnos al mercado de las especias.

    Lo recordaba más grande y no tan hermoso. Bajo sus arcos de azulejos turquesa y perfumado con aromas a menta, canela, comino y azafrán, llegamos por azar a la Tienda de Jordi, donde sucumbimos ante los exquisitosturrones, almendras, variedades de tés y
    aceites.

    A la mañana siguiente, con cielo despejado a nuestro favor, navegamos el Bósforo, estrecho de agua que divide la ciudad entre Europa y Asia y que conecta el mar Negro con
    el de Mármara. Desde ahí, pudimos apreciar con otros ojos la majestuosidad de Estambul
    con sus mezquitas, villas otomanas, palacios, puentes y su singular ubicación geográfica.

    Nuestro desembarque fue el palacio Beylerbeyi, residencia de verano de los sultanes en el lado asiático de la ciudad, rodeada de jardínes y olivos. Una burbuja de paz justo al norte del puente del Bósforo.

    Cerrando la jornada, nos fuimos al Gran Bazar, que recorrimos poco, ya que mis amigas quedaron ancladas en una de las primeras tiendas cerca de Nuruosmaniye, uno de sus
    22 accesos, comprando pashminas, juegos de té, cucharas, cafeteras y cuencos Iznik.

    Este gigantesco mercado conformado por unas 60 calles y cerca de 4,000 puestos de
    venta, atrae a cientos de miles de personas a diario, aunque, asimismo, puede ahuyentar a muchos con su contaminación visual y auditiva.

    Pese a que fueron dos días interminables, no bastaron para absorber la esencia de esta fascinante urbe que tiene demasiado por ofrecer.

    HOGAR DE IMPERIOS

    Mucho antes del imperio otomano, reinaron el griego y el romano, además de otras dinastías y civilizaciones. Vestigios de dichas eras siguen en pie en la región de Anatolia (llamada también Asia Menor o Turquía asiática), que nos presentan un pasado que aún se codea con el presente.

    Para esto volamos a Esmirna y continuamos en coche a Éfeso, ciudad del antiguo imperio griego, que albergó a 250,000 habitantes a orillas del mar Egeo.

    Las ruinas de sus baños romanos, el ágora, el templo de Adriano, la biblioteca de Celso
    y el gran teatro, entre otros, son testimonio del papel fundamental que jugó como centro
    comercial, cultural y religioso.

    Muy cerca de Éfeso, subiendo una colina abrigada por bosques, se encuentra una pequeña
    capilla bizantina de piedra que, según cuenta la tradición cristiana, reposa sobre los vestigios originales de la que fue la última morada de la Virgen María tras huir de Jerusalén
    junto al apóstol San Juan.

    Santa Sofía o, como la llamanlos turcos, Ayasofya, es el símbolo de Estambul. Fue construida durante los años 532 y 537 y es una de las obras maestras del arte bizantino.

    Allí, miles de personas dejan sus peticiones a la Virgen en un muro de piedra, y luego
    de dejar las nuestras, almorzamos en un restaurante típico de la región para proseguir
    hacia Kusadasi, reconocido balneario al pie del mar Egeo y parada obligada de muchos
    cruceros que llegan al país, donde una de mis amigas quedó fascinada con los árboles de
    caqui (palosanto) que pueblan el lugar.

    Pero, como siempre hay espacio para el shopping, antes de terminar el día nos detuvimos en Selçuk para visitar una fábrica de chaquetas de cuero de cordero, reconocidas mundialmente por su calidad y suavidad.

    Sobra decir que todas salimos con chaqueta nueva en mano.

    Estambul es una ciudad que lo tiene todo. En ella podemos encontrar diversidad de culturas, majestuosos monumentos históricos y excelentes opciones de shopping y entretenimiento para
    todos los gustos, además de una vasta gama culinaria y una vibra increíble que nunca cesa.

    TESORO HISTÓRICO Y NATURAL

    Al día siguiente, partimos hacia la localidad de Pamukkale, donde residen la antigua ciudad romana de Hierápolis y el Castillo de Algodón, cuna de aguas termales afamadas por sus propiedades curativas que fluyen sobre terrazas de piedra caliza o “travertinos” formadas durante cientos de miles de años gracias al burbujeo de manantiales minerales. ¡La magnitud de su belleza es tan impresionante que ninguna foto o video lograrían hacerle justicia!

    Unos carros de golf nos recogieron a la entrada de Hierápolis, construida en la época helenística durante el siglo II a.C. Sin embargo,debido a varios terremotos y a la toma de  los romanos en el siglo 133 d. C., hoy solo quedan los restos arqueológicos de un pasado regido por este último imperio, cuyos nobles llegaban a veranear y a bañarse en sus aguas “mágicas” en medio de olivos y árboles de higo.
    Muchas de sus enormes estructuras de piedra siguen en pie pese al paso del tiempo, en especial su imponente teatro.

    RIVIERA TURCA

    Salimos para Antalya, la ciudad turística más famosa de la denominada Riviera Turca. Fue
    un trayecto largo y tedioso, donde paramos para estirar las piernas y hacer algunas compras antes de pasar por los Montes Tauro, una cadena montañosa seca y rocosa.
    Horas más tarde, llegamos a nuestro destino y, pese a estar agotadas, la noche nos recibió
    con la esplendorosa luz de la luna turca que iluminaba las aguas del apacible Mediterráneo y las embarcaciones que se aproximaban a la costa. Así que decidimos cenar al aire libre y disfrutar del paisaje.

    A la mañana siguiente, con energías recargadas, paseamos al ritmo distendido de la ciudad hasta llegar a las cascadas Düden.
    Ninguna de nosotras había estado a tan pocos metros de la desembocadura de un río, y menos desde un parque urbano con vista al mar.

    Esta joya de la naturaleza es uno de los espectáculos más hermosos que hayamos presenciado, donde toda la fuerza de su caudal caía directamente al Mediterráneao desde un acantilado de 30 metros de altura.

    Seguimos hasta el teatro Aspendos, una maravilla de la arquitectura romana. Nos sorprendió lo conservado que está luego de 2.000 años de haber sido construido durante el reinado de Marco Aurelio. Es el único teatro 100 % romano con capacidad para 12.000 personas donde hoy se realizan festivales de ópera y ballet con artistas de talla mundial.
    Pasado el mediodía, almorzamos en la ciudad vieja (Kaleiçi) de Antalya para luego caminar por sus callejuelas empedradas llenas de almacenes, cafés y restaurantes rebosantesde  productos artesanales, donde compré un vestido de seda.

    Sé testigo de cómo corre un río a pocos metros de tus pies hasta convertirse en una cascada de 30 metros de altura cayendo al 38 Mediterráneo.

    EL ENCANTO DE LAS HADAS

    Bastante madrugados, tomamos el vuelo a Kayseri en Capadocia, una región de extensos
    valles colmados de chimeneas de hadas, que forman un paisaje que dejó a mis amigas sin aliento, y a mí, sin palabras, para poder describirlo como se merece.
    Estas estructuras rocosas de hasta 40 metros de alto están compuestas por una capa gruesa de ceniza volcánica endurecida, que con el tiempo se fue solidificando en una roca blanda llamada toba, tomando luego la apariencia de chimenea debido al viento y al agua.

    Pero, lo más sorprendente es que dentro de estas formaciones fueron construidas cientos de ciudades conectadas por un sistema de túneles subterráneos que sirvieron como refugio
    para los primeros cristianos durante la opresión romana. Hoy, unas 50 son visitables, como la ciudad de Derinkuyu.

    Comenzamos por el Valle de la Rosa (Güllüdere Vadisi), un escarpado paisaje lunar y camaleónico que cautiva a cualquiera al adquirir un cálido color rosa vieja cuando los tenues rayos de luz de cada salida y puesta del sol golpean sus rocas.

    Seguimos hasta el bellísimo pueblo de Çavuşin, con cientos de casas cueva e iglesias abandonadas, terminando en el llamativo Valle del Amor, con sus curiosas formaciones fálicas esculpidas naturalmente debido a la erosión.

     

    HOY SOLO QUEDAN LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS DE UN PASADO REGIDO POR ESTE ÚLTIMO IMPERIO, CUYOS NOBLES LLEGABAN A VERANEAR Y A BAÑARSE EN SUS AGUAS “MÁGICAS” EN MEDIO DE OLIVOS Y ÁRBOLES DE HIGO.

     

    Son muchas las personas que vienen a bañarse en las aguas termales del Castillo de Algodón o sólo lo visitan para hacer una pausa y contemplar su impresionante belleza.

    Cuando pensamos que ya lo habíamos visto todo, llegamos al hotel, con el que quedamos completamente impresionadas al verlo incrustado en un acantilado. Además, desde su inmensa terraza al aire libre pudimos gozar de unas vistas increíbles hacia las moradas trogloditas y casas griegas de la localidad vecina de Ürgüp.

    No menos increíble es alojarse en una chimenea de hadas. Una experiencia verdaderamente única que nos transportó en cuerpo y alma al estilo de vida de sus antiguos pobladores.
    De hecho, nuestra habitación cueva emanaba un leve olor a cemento y sus paredes soltaban polvo de caliza.

    Antes del alba, salimos rumbo a lo que para nosotras había sido el momento más esperado del viaje: el paseo en globo sobre Capadocia.

    Si contemplar las chimeneas de hadas por tierra había sido asombroso, flotar sobre ellas junto a otros 100 globos con el despertar del sol fue un experiencia sublime, que solo quien la vive puede entender lo que se siente.

    Al regreso, partimos hacia el Museo al Aire Libre de Göreme, donde los monjes ortodoxos de los siglos IV, X y XI construyeron viviendas, iglesias rupestres, capillas y conjuntos monásticos en las rocas de toba, que aún conservan frescos, altares y comedores.

    Y como quien va a Turquía no puede dejar de ir a ver alfombras, luego de almorzar en la ciudad de Avanos, partimos hacia un taller donde estas obras artesanales, elaboradas  a mano durante meses e incluso años por mujeres locales, fueron puestas a nuestros pies, tentando el bolsillo de varias hasta hacerlas caer bajo sus encantos.

    SIN DESCANSO

    Al regresar a Estambul, nos fuimos a caminar por la calle Taksim, que nos sorprendió con su incesante actividad hasta entrada la madrugada. Multitud de personas la recorrían de arriba a abajo y sus establecimientos comerciales, restaurantes, confiterías y cafés trabajaban sin descanso como si la ciudad no durmiera.

    Culminando nuestra travesía, visitamos el Cuerno de Oro y nuevamente el Gran Bazar
    para unas compras rápidas. Felices, pero extenuadas de tantos ires y venires, decidimos
    sentarnos a saborear un döner (shawarma o gyro) y disfrutar de la buena vibra de la ciudad. Era lo único que nos faltaba para cerrar con broche de oro nuestro viaje.

    ITINERARIO

    • DIA 1
      Mezquita Azul, Mezquita Hagia Sophia, Palacio de Topkapi y mercado de las especias (Estambul)
    • DIA 2
      Paseo en bote por el Bósforo, Palacio Beylerbeyi y Gran Bazar (Estambul)
    • DIA 3
      Éfeso, casa de la Virgen María, fábrica de cueros (Esmirna, Selçuk y Kusadasi)
    • DIA 4
      Hierápolis y Castillo de Algodón (Pamukkale)
    • DIA 5-6
      Antalya, Cascadas de Düden, Teatro de Aspendos y ciudad vieja de Antalya (Antalya)
    • DIA 7
      Valles de la Rosa y del Amor y Çavuşin (Capadocia)
    • DIA 8
      Paseo en globo, Museo al Aire Libre de Göreme, Avanos y taller de alfombras (Capadocia)
    • DIA 9
      Taksim (Estambul)
    • DIA 10
      Cuerno de Oro y Gran Bazar (Estambul)

    5 RESTAURANTES EN ESTAMBUL
    • Nusr-Et Steakhouse Etiler
    • Kiyi
    • Yeni Lokanta
    • Neolokal
    • Mikla

    7 HOTELES EN TURQUÍA
    • Pera Palace Hotel (Estambul)
    • Çirağan Palace Kempinski (Estambul)
    • Soho House (Estambul)
    • Yunak Evleri (Capadocia)
    • Museum Hotel (Capadocia)
    • Doga Thermal Hotel & Spa (Pamukkale)
    • Akra (Antalya)

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