Hay bolsos que acompañan y otros que elevan. El nuevo minitote de Cartier pertenece, sin duda, al segundo grupo. Íntimo, gráfico y absolutamente deseable, este bolso encapsula en pocos centímetros toda la sofisticación parisina de la Maison.
Su piel de becerro texturizada se ofrece en una paleta que va del amarillo mimosa al verde salvia, sin olvidar los eternos negro y blanco sal. Compacto, pero contundente, el tote despliega su doble C metálica como declaración de origen y estilo: un sello que Cartier introdujo en 1921 y hoy se transforma en joya bordada.
La bandolera —ajustable o con el logo infinito— permite llevarlo cruzado o al hombro, según el mood del día. Pero el detalle más íntimo está en su etiqueta: en el reverso, un espacio para grabar tus iniciales, como si el bolso te reconociera.
Versátil, urbano y exquisitamente contemporáneo, el minitote C de Cartier no es solo un accesorio; es una actitud vestida de piel; una joya que se lleva a diario.
Fotos cortesía de Cartier
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