Las tendencias actuales en joyería se mueven entre opuestos: rigidez y fluidez, sobriedad y exceso. En este terreno, la experimentación con texturas, volúmenes amplificados y detalles geométricos redefine los códigos del lujo contemporáneo. El ensamblaje artesanal, que requiere decenas de horas por pieza, no solo resalta la calidad, sino también el valor del tiempo invertido en cada creación. Las formas flexibles, los acabados brillantes y la incorporación de materiales inesperados proponen una estética que vibra con la contradicción, la identidad múltiple y la libertad de estilo.
El oro rosa toma forma arquitectónica en este diseño estructurado, donde el volumen y la simetría definen un nuevo lenguaje de elegancia.
Las piezas Clash de Cartier juegan con contrastes: volumen, flexibilidad y brillo se combinan en diseños que desafían lo clásico con audacia.
Cada superficie, cada ángulo de estos pendientes Clash está pensado para provocar: una joya que se siente tanto como se mira.
Oro rosa y verde intenso se encuentran en una joya que transforma el contraste de materiales en un gesto de sofisticación radical.
Un gesto envolvente que desafía la simetría. El collar fluye con ritmo propio, trazando sobre la piel una danza de formas inesperadas.
Ritmo libre. La pulsera se adapta, vibra y transforma. Cada curva responde al cuerpo, como si la forma misma obedeciera al lenguaje del movimiento.
Fotos cortesía Cartier