miércoles, mayo 21, 2025

NEWSLETTER

More

    La nueva filantropía corporativa

    Cada vez más empresas en Panamá entienden que su éxito futuro está vinculado al bienestar social. La nueva filantropía corporativa apuesta por generar un impacto sostenible, establecer alianzas estratégicas y promover una transformación real.

    Compartir:

    spot_img

    Durante años, las acciones filantrópicas empresariales en el país fueron vistas como simples gestos de buena voluntad o estrategias de relaciones públicas. Sin embargo, esta visión está cambiando. Hoy, una nueva generación de líderes empresariales comprende que la transformación social no es solo deseable, sino esencial para asegurar un crecimiento sostenible en un mundo cada vez más consciente y exigente.

    Así lo confirma el reciente estudio “El rol de las fundaciones familiares y corporativas en la transformación social de Panamá”, publicado en 2025 por la Cámara Panameña de Desarrollo Social (Capadeso). Basado en encuestas a 31 fundaciones panameñas, el informe revela que la filantropía empresarial está evolucionando hacia modelos más estratégicos, colaborativos y enfocados en impactos sostenibles. Invertir en causas sociales ya no es un acto aislado de generosidad, sino una estrategia inteligente para quienes buscan construir empresas resilientes y relevantes a largo plazo.

    Las fundaciones familiares y corporativas fortalecen el tejido social panameño, mientras apuestan por educación, sostenibilidad y salud como pilares de transformación a largo plazo.

    “Los hallazgos del estudio reflejan un sector filantrópico en evolución: con una fuerte apuesta por la educación, estructuras más estratégicas y un enfoque creciente en sostenibilidad. Pero también revelan desafíos importantes, como mejorar la capacidad de medir resultados y fomentar una colaboración más estructurada entre el sector”, comentó la directora ejecutiva de Capadeso, Eileen Ng Fábrega.

    El cambio es profundo. Mientras en el pasado las iniciativas sociales respondían a impulsos emocionales o necesidades de imagen, hoy el 80 % de las fundaciones afirma que sus programas buscan transformaciones estructurales, más allá de soluciones inmediatas. Además, el 65 % de ellas alinea sus proyectos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, demostrando su compromiso con los grandes desafíos globales.

    Según el estudio, existe una creciente conciencia de la necesidad de pasar de una filantropía asistencialista a estrategias de inversión social de largo plazo, capaces de generar impactos sostenibles. Este cambio no solo responde a una evolución interna de las organizaciones, sino también a las mayores exigencias de sus grupos de interés, que demandan resultados tangibles. Hoy, el valor de una fundación no se mide solo por los recursos que invierte, sino por la calidad, profundidad y permanencia de los cambios que impulsa en las comunidades donde actúa. Esta nueva visión exige programas basados en evidencia, un enfoque sistémico de los problemas sociales y estrategias de intervención de mediano y largo plazo.

    La educación se ha convertido en la principal prioridad: el 74 % de las fundaciones enfoca sus esfuerzos en mejorar el acceso y la calidad educativa, conscientes de que una educación sólida es clave para romper los ciclos de pobreza y fortalecer la competitividad nacional. También ha crecido la preocupación por la sostenibilidad ambiental, con 52 % de las fundaciones que promueven la protección de los recursos naturales y el uso de energías limpias. Además, el 49 % trabaja en programas de salud comunitaria, un tema que cobró especial relevancia tras la pandemia.

     El 80 % de las fundaciones  empresariales en  Panamá estructura sus  programas para generar  transformaciones sociales sostenibles y superar el antiguo enfoque asistencialista.

    No obstante, el cambio más notable no solo está en las áreas de trabajo, sino en la manera de actuar. Hoy, el 58 % de las fundaciones ya opera en alianza con otras organizaciones, entidades públicas o multilaterales, consolidando una visión de impacto colectivo. Ya no se trata de esfuerzos individuales, sino de construir redes capaces de abordar problemas complejos desde varios frentes. La colaboración estratégica no es solo una tendencia: es un requisito para lograr cambios duraderos.

    Este enfoque colaborativo también ha cambiado cómo se mide el éxito. El 68 % de las fundaciones encuestadas cuenta con sistemas de medición de impacto basados en indicadores cualitativos y cuantitativos. La adopción de mecanismos de medición de impacto se está volviendo la norma. Esta práctica responde a la necesidad de demostrar resultados, optimizar recursos, aprender de las experiencias y diseñar intervenciones más efectivas. Medir el impacto no solo muestra efectividad, sino que fortalece la credibilidad y la legitimidad de las fundaciones ante sus públicos de interés.

    La inversión social estratégica redefine el concepto de éxito empresarial en Panamá, conectando la rentabilidad con un compromiso genuino hacia el desarrollo sostenible.

    El informe destaca que la colaboración entre sectores —empresas, sociedad civil, instituciones públicas y organismos multilaterales— se ha convertido en un factor clave para maximizar el impacto social. Las fundaciones entienden que los grandes desafíos sociales no pueden enfrentarse en solitario: requieren de respuestas colectivas que integren conocimientos, recursos y capacidades diversas. Esta tendencia fortalece el alcance y la eficacia de las intervenciones, legitima las acciones sociales y reafirma la confianza de las comunidades beneficiadas.

    La nueva filantropía corporativa no solo genera bienestar social: también crea valor para las empresas. En un mercado donde la reputación es tan importante como los resultados financieros, una estrategia social sólida mejora la imagen pública, fortalece las relaciones con clientes y comunidades, y otorga la tan necesaria licencia social para operar. Además, se convierte en un factor clave para atraer y retener talento, especialmente entre las nuevas generaciones que valoran trabajar en organizaciones con propósito.

    “Lo que hacemos no es sólo filantropía, es invertir en el futuro de nuestra sociedad a través de programas estructurados y sostenibles. El lanzamiento de este estudio lo deja claro: hay un compromiso real, y estas inversiones significativas buscan generar un impacto duradero”, afirmó Marta Sánchez, miembro de la junta directiva de Capadeso y directora ejecutiva de la Fundación Alberto Motta.

    ALIANZAS
    COLABORACIÓN

    58 %

    de las fundaciones familiares y corporativas trabaja mediante alianzas estratégicas, y apuesta por modelos colaborativos que amplifican el impacto social.

    El estudio muestra que Panamá está construyendo silenciosamente un nuevo ecosistema filantrópico: más estratégico, más profesional y más conectado. Las fundaciones familiares y corporativas no son actores secundarios: en muchos casos son arquitectos invisibles de cambios que beneficiarán tanto a las comunidades vulnerables como al propio tejido empresarial del país.

    Invertir en bienestar social ya no es un lujo ni una cuestión de imagen: es una estrategia inteligente y necesaria para construir el Panamá sostenible que todos —empresas, ciudadanos y Estado— merecen. Una apuesta de largo plazo que redefine qué significa realmente tener éxito en los negocios.


    Fotos Cortesía

    spot_img

    Otros artículos

    spot_img