miércoles, septiembre 17, 2025

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    Tres compañías, un mismo sueño deportivo

    Motta Internacional, Copa Airlines y adidas unen fuerzas para dar vida a Encestando Sueños, un programa que busca rescatar la tradición basquetbolista de Panamá y transformarla en una plataforma de oportunidades. Más que un proyecto deportivo, es una apuesta social y educativa que combina memoria, visión global y estructura para inspirar a toda una generación.

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    El murmullo inicial se transformó en una ovación. Las luces de la Arena Roberto Durán se encendieron como si el pasado y el futuro se encontraran en el mismo tabloncillo. Niños con camisetas deportivas corrían entre gradas, familias enteras presentes con un entusiasmo contagioso llenaba cada rincón. Lo que se vivió aquella tarde no fue solo la presentación de un programa, sino el inicio de una cruzada nacional. Encestando Sueños no es un simple proyecto deportivo: es el renacer de una pasión que marcó la identidad de Panamá durante décadas y que hoy vuelve a brillar con la fuerza de una promesa cumplida.

    El baloncesto panameño sabe lo que es llenar de orgullo a un país. Desde los años 70 hasta bien entrados los 80, Panamá fue reconocido en la región como un semillero de talento y disciplina. Figuras como Mario Butler, “El Mago” Rivas o Davis Peralta convirtieron la duela en escenario de hazañas que aún resuenan en la memoria colectiva de toda una generación. Aquellas décadas doradas trajeron títulos, emoción y un “orgullo nacional” que trascendió fronteras. Sin embargo, el tiempo y la falta de estructura apagaron poco a poco ese fuego. Las canchas se deterioraron, las oportunidades se redujeron y generaciones enteras crecieron sin la inspiración de un proyecto sólido.

    Hoy, medio siglo después de aquellas glorias, Panamá quiere volver a soñar. Y lo hace con una alianza poco común: el sector privado, las instituciones públicas y la comunidad, trabajando de la mano para construir un proyecto integral. En el corazón de esta cruzada están tres compañías que decidieron apostar más allá del patrocinio: Motta Internacional, Copa Airlines y adidas. Cada una aportó una visión distinta, pero todas convergen en la misma convicción: el deporte puede ser la plataforma de transformación social más poderosa de nuestro tiempo.

    La memoria y la raíz

    Erasmo Orillac, presidente de Motta Internacional, fue el primero en tomar la palabra. Lo hizo con un discurso cargado de memoria, apelando al orgullo que alguna vez hizo del baloncesto un motivo de identidad nacional. No necesitó metáforas grandilocuentes: bastó con evocar aquella época dorada en la que los nombres de  Hicks, Butler o Rivas eran sinónimo de talento y disciplina.

    “Nuestro objetivo es claro: rescatar el baloncesto panameño y devolverle el brillo de esos años memorables y, al mismo tiempo, rescatar los valores y principios del deporte”, afirmó con la serenidad de quien no solo habla de números o resultados, sino de memoria colectiva.

    Para Orillac, Encestando Sueños es un llamado a la unidad. Recordó que en los años 70 y 80 el baloncesto era más que un juego: era un lenguaje compartido que unía a comunidades, escuelas y familias enteras. Su mensaje fue directo: si Panamá quiere revivir ese espíritu, necesita masificar el deporte, mejorar la infraestructura y apostar por la capacitación de entrenadores.

    “Este desafío no es de una sola persona ni de un solo grupo. Es una misión colectiva”, subrayó, e invitó a más patrocinadores a sumarse y a confiar en el potencial de la juventud panameña. En sus palabras se percibía la convicción de que el baloncesto no puede volver a ser solo una nostalgia del pasado; debe convertirse en una oportunidad de presente y futuro.

    El enfoque de Motta Internacional quedó claro: recuperar las raíces no es un acto de romanticismo, sino una estrategia para devolver a los jóvenes un espacio donde puedan crecer con disciplina, confianza y esperanza. Desde esa perspectiva, la empresa se convierte en guardiana de la memoria, recordándole al país que Panamá ya supo brillar y que tiene todo para hacerlo otra vez.

    La proyección internacional 

    Luego, tomó la palabra Pedro Heilbron, CEO de Copa Airlines, y el tono cambió. Si Orillac evocó la memoria y la raíz, Heilbron habló de alas y horizontes. Su intervención se centró en cómo el baloncesto puede convertirse en un pasaporte a oportunidades globales, una herramienta que ha permitido a generaciones de panameños estudiar en universidades de prestigio en Estados Unidos y construir carreras profesionales más allá de nuestras fronteras.

    “El deporte genera valores y mantiene a los jóvenes fuera del vicio. Entonces, ¿por qué no unirnos a hacer algo que es bueno para el país? Brindar más y mejores oportunidades a jóvenes que, aunque no lo sepan, tienen el baloncesto en su sangre”, expresó.

    Heilbron recordó su propia experiencia como testigo de la inauguración del entonces “Nuevo Panamá” en los años 70, cuando los basquetbolistas llenaron de orgullo a la nación. Con nostalgia, pero también con optimismo, destacó cómo ese mismo espíritu puede renacer si existe un programa estructurado.

    Para Copa Airlines, Encestando Sueños no es una metáfora: es coherencia pura. La aerolínea que conecta a Panamá con el mundo quiere ahora que el talento deportivo panameño se conecte con escenarios internacionales. El mensaje implícito fue contundente: así como Copa convierte a Panamá en un hub aéreo, Encestando Sueños puede convertirlo en un hub de talento deportivo.

    Su discurso aportó un matiz esencial: el baloncesto no solo forma jugadores: forma ciudadanos globales. Jóvenes capaces de viajar, estudiar y competir en el extranjero, regresando después con experiencias que enriquecen al país. Esa visión internacional le da al proyecto un carácter expansivo: Encestando Sueños no es solo un programa local, sino un trampolín hacia el mundo.

    La estructura del futuro 

    El turno de Salvador Mothe, vicepresidente de Wholesale en adidas Latinoamérica  y líder del programa, trajo la precisión de un arquitecto. Mientras Orillac habló de raíces y Heilbron de horizontes, Mothe desplegó un mapa detallado del camino. Presentó los tres pilares del programa como un engranaje que se inicia en la infancia y culmina con oportunidades profesionales y educativas en el extranjero.

    El primer pilar, explicó, es el semillero de talentos, que arranca en las escuelas públicas. Allí se capacitarán profesores de educación física, se organizarán torneos sub-8 y sub-10, y se rehabilitarán canchas para que los niños tengan espacios seguros y adecuados. “La pasión nace temprano —recordó—, entre los seis y los ocho años. Ahí es cuando debemos sembrar el interés”.

    El segundo pilar es el baloncesto formativo, pensado para adolescentes. Se desarrollarán campeonatos nacionales bajo reglamento FIBA, con continuidad durante todo el año. No se trata de eventos aislados, sino de procesos sostenidos que permitan a los jóvenes crecer con disciplina técnica. Incluso, gracias al apoyo de ASA, cada niño contará con un seguro mientras practica el deporte.

    El tercer pilar es el más ambicioso: el desarrollo integral. Mothe explicó que no basta con entrenar bien; los jóvenes necesitan herramientas académicas. Por eso, en alianza con la Quality Leadership University, el programa reforzará el inglés de los participantes, para asegurar que quienes destaquen puedan aspirar a becas y experiencias en Estados Unidos. Allí, en universidades y academias, podrán perfeccionar su talento y, eventualmente, profesionalizarse.

    “Es un programa completo que aplica desde el comienzo hasta el fin del desarrollo de niñas y niños, asegurando que el baloncesto panameño vuelva a los niveles de los años 70 y 80”, dijo Mothe.

    Su discurso consolidó la idea de que Encestando Sueños no es solo un sueño romántico ni un plan de corto plazo. Es un proyecto estructurado, con etapas claras, que busca garantizar que la pasión por el baloncesto se transforme en profesión y que el talento panameño no vuelva a perderse por falta de oportunidades.

    Donovan Mitchell y Michael Hicks unieron generaciones en la duela, inspirando a jóvenes panameños con pasión y disciplina deportiva.

    Testimonios y símbolos vivos

    El evento no se limitó a discursos. Hubo también símbolos vivos que llenaron de emoción a la Arena Roberto Durán. Michael Hicks, leyenda del baloncesto nacional, tomó el micrófono para alentar a los jóvenes: “Sigan creyendo en ustedes, porque el deporte abre puertas”, dijo entre aplausos. Su sola presencia recordó a todos que el baloncesto panameño ya tiene héroes y que está listo para tener muchos más.

    El gran momento de la tarde fue la llegada de Donovan Mitchell, estrella de la NBA con raíces panameñas, quien compartió con los jóvenes y participó en un concurso de triples junto a Hicks. Mitchell, visiblemente emocionado, dejó un mensaje que resonó en todo el coliseo: “No dejen que ningún obstáculo los detenga. El trabajo duro y la diversión son la clave”.

    “No dejen que ningún obstáculo los detenga. El trabajo duro y la diversión son la clave para alcanzar sus sueños”.

    Niños que ya han participado en campamentos desarrollados por la fundación de la estrella de la NBA fueron los primeros testimonios del alcance que puede tener este tipo de programas y su impacto en la juventud

    Uno de los niños que participó en el lanzamiento —y que tuvo la oportunidad de asistir a un campamento con Mitchell— comentó que primero no lo creía. “Sentí alegría, emoción y hasta miedo cuando supe que iba a entrenar allá. Lo mejor fue aprender que no importa contra quién juegues, siempre hay que dar el 100 %”.

    Otro, con una sonrisa nerviosa, resumió lo que significa para él este camino: “Mi sueño en el baloncesto es una beca universitaria. Y si Dios quiere, la NBA. Pero lo que más me enseñaron fue a nunca rendirme”.

    Esas frases sencillas, dichas con la naturalidad de quien apenas comienza su recorrido, son quizás la mejor prueba del poder de Encestando Sueños. Más allá de los tableros y las becas, lo que se siembra es confianza. Lo que se multiplica es la esperanza de que, en un país con profundas desigualdades, el deporte puede ser la herramienta para abrir puertas que parecían cerradas.

    Donovan Mitchell participó en actividades con niños y familias. Su cercanía y entusiasmo con la comunidad panameña reforzaron el mensaje de que el deporte puede transformar vidas más allá de la cancha.

    Por eso, cuando las luces se apagaron y los últimos aplausos se disiparon, quedó una certeza: Encestando Sueños no es un evento más. Es el primer paso de un camino que busca devolverle a Panamá la gloria perdida y, más importante aún, construir un futuro donde los niños y niñas del país puedan soñar en grande y cumplirlo.

    La memoria evocada por Motta Internacional, la visión global de Copa Airlines y la estructura integral de adidas se entrelazaron en un mismo propósito: que cada niño que tome un balón en sus manos entienda que el deporte es mucho más que un juego. Es una oportunidad de vida, una escuela de valores y un pasaporte a un futuro mejor.

    En Panamá, los sueños ya comenzaron a encestarse. Y esta vez no hay quién los detenga. 


    Fotos cortesía

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