“CEO of my freedom” es la frase con la que comienza su descripción en LinkedIn y es el mejor resumen de la vida de Carolina Angarita. Después de más de dos décadas de vida corporativa con importantes posiciones en la organización Ardila Lülle (uno de los grupos económicos más influyentes de Colombia), Google y Discovery, decidió escuchar su voz interna y “tomar control” de su vida.
No fue un proceso de un día para otro; al contrario, duró años. Pero, fue totalmente consciente porque en sus propias palabras “estamos en un mundo donde las apariencias indican una cosa y la sensación interna puede ser totalmente opuesta”.
La situación que experimentó Carolina no es una realidad ajena al mundo empresarial, donde muchos ejecutivos en posiciones de alta gerencia o incluso en nivel ‘C’ no se sienten “llenos” o felices con lo que están haciendo, y llevan su conocimiento para guiar a personas a alcanzar el perfecto equilibrio entre la vida personal y laboral.
Son ese tipo de personas con los que Carolina trabaja en su LIT (Libres, Impactando, Transformado) Club, una comunidad de mentoría que está en crecimiento y que lleva adelante junto con su socia Betlem Gomila —doctora PhD, terapeuta y coach que trabajó con deportistas de élite en el Barça y con otras personalidades— para ejecutivos que sienten que tienen un propósito mayor en su vida y que pueden transformar la vida de miles de personas.
Recientemente, congregaron a más de 40 ejecutivos en Panamá con quienes trabajaron durante unos días en darles forma a esos propósitos y desarrollar las marcas personales de cada uno de ellos.
¿Cómo se hizo consciente este proceso en tu vida?
Siempre estuvo ahí. Mientras mi vida profesional, aparentemente, iba en alza, con trabajos que todo el mundo quería y me ganaba diversos premios, por dentro tuve años que sentía un vacío terrible. Al principio pensaba que era porque estaba soltera y me casé. Pero la sensación seguía ahí. Luego, lo atribuí a la maternidad. Fui mamá y no desaparecía. Y una noche de regreso a casa de la oficina, a las diez y media de la noche, me di cuenta de que estaba atacada, llorando. O sea, yo iba tan en automático, el cuerpo manejando y la mente por allá, que cuando volví al cuerpo estaba bañada de lágrimas. Me asusté mucho y me dije ¿qué me está pasando? Esa noche fue la primera vez que fui consciente de esta sensación.
Esa noche comenzó un proceso de años para encontrar el propósito de su vida. Uno que estuvo marcado por múltiples hechos que fueron conformando un rompecabezas con el que finalmente sólo tuvo que ordenar las piezas para entender cuál era su nuevo norte.
¿Dónde está la clave del proceso?
En poder abrazar una vida mucho más plena y entender que en el camino se entrecruzan las emociones, los aspectos mentales y espirituales. Para ello, tenemos que escuchar las señales que se nos van poniendo por delante. Las externas y las internas, para nutrirnos de intereses genuinos. De encontrar ese propósito que nos genera equilibrio emocional y nos permite gestionar el crecimiento personal y profesional.
Para poder llegar allá, Carolina y Betlem trabajan en cinco grandes pasos (que coincidentemente, al hablar de sus metodologías de trabajo antes de unirse, ambas habían delineado) con los que logran impulsar lo que llaman el plan A o la vida que realmente quieres vivir y no la que toca en piloto automático.
¿Cuáles son los pasos para lograr encontrar el propósito de vida?
Para ello, lo primero es entender dónde estoy y qué señales estoy recibiendo. Luego, viene analizar qué te está saboteando. ¿Cuáles son esas creencias y miedos que me impiden llegar a donde quiero? Una vez que tienes claro el panorama entonces vamos encontrando ese propósito y nos enfocamos en lo que llamamos la ventaja injusta, que no es más que entender tu historia desde una nueva perspectiva y que nos ha entregado ventajas únicas que otros no tienen. Por último, y más importante, hacer un plan accionable para poder llegar a interiorizar, salir de la zona de confort y gestionar los obstáculos que están en la mente.
Y ese plan es el que luego transforman en una plataforma de marca personal para cada miembro del movimiento. Porque ese propósito y conocimiento pueden monetizar a través de un ecosistema digital apropiado y en donde la comunidad percibe y conecta con aquello que siempre será un pilar fundamental en cualquier marca: la pasión y la originalidad.