jueves, abril 17, 2025

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    Confianza que se construye

    Ernesto Boyd ha liderado la transformación de MetroBank con una visión estratégica y centrada en las personas. Su enfoque combina experiencia, tecnología y cultura organizacional sólida. Para él, liderar es como jugar golf: se trata de planificar, mantener la calma y avanzar con precisión y propósito.

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    En mayo de 2005, Ernesto Boyd entró por primera vez a la pequeña sede de MetroBank, una casa modesta que ya no existe. Venía con una carrera sólida en banca local e internacional, pero también con el hambre de construir algo nuevo. MetroBank, en ese entonces, tenía apenas 35 empleados y activos por $65 millones. Hoy, casi 20 años después, la institución ha multiplicado sus dimensiones, supera los $3,5 mil millones en activos, tiene más de 425 colaboradores y unas remodeladas oficinas en la Torre Metrobank.

    Su formación comenzó en Boston, Massachusetts, donde obtuvo su licenciatura universitaria. Desde sus primeros años en la banca, Boyd se interesó por las áreas de Tesorería y Operaciones, un mundo que confirmó rápidamente que había encontrado su vocación. A lo largo de más de tres décadas, trabajó en bancos con presencia en Panamá y Sudamérica, incluyendo un banco de inversión que fue referente en el mercado local. Esa experiencia lo preparó para lo que estaba por venir: una transformación bancaria hecha desde la estrategia, pero también desde la confianza.

    Hoy, desde la terraza del quinto piso del edificio que alberga el banco, Boyd observa la ciudad con una mezcla de orgullo y responsabilidad. “Es bueno mirar atrás de vez en cuando, no para quedarse, sino para asegurarse de que nadie se queda atrás”, comenta. Sin embargo cuando le preguntamos cómo lo ve en los próximos diez años, es cauto en la respuesta. Entiende que los tiempos de hoy son cambiantes y continuos, “por lo que la realidad, la clave está siempre en tener un plan. Que el plan hay que ajustarlo, obviamente, pero hay que tenerlo”. 

    La visión de Boyd en todo su esplendor. Metodológico, pragmático y sobre todo enfocado en desarrollar las oportunidades necesarias para llevar a MetroBank donde realmente quiere. Lejos de las acciones para las fotos y los titulares, pero más enfocado en los resultados. Y en 20 años han quedado de manifiesto. 

    La confianza como núcleo

    Si hay una palabra que define a Ernesto Boyd es confianza. “Este sigue siendo un negocio de palabra”, afirma. Y lo dice en serio. Para él, un banco no se mide solo por sus balances, sino por la relación que construye con quienes le confían sus ahorros. “Uno se confiesa con el sacerdote y con su banquero”, bromea, pero lo hace con la seriedad de quien entiende el peso de la responsabilidad que conlleva custodiar el dinero ajeno.

    Bajo su liderazgo, MetroBank ha cultivado relaciones sostenidas en el tiempo con clientes institucionales y de alto patrimonio. La estrategia no ha sido competir por volumen, sino por valor: asesoría cercana, productos a la medida, atención que no se terceriza. Esa confianza también se respira puertas adentro. La cultura organizacional que se ha consolidado se basa en valores como la ética, la transparencia y la excelencia.

    Durante más de una década, el banco ha registrado ganancias netas por más de $135 millones y ha repartido más de $54 millones en dividendos. Pero lo que Boyd repite, casi como un mantra, es que esos logros no se entienden sin una base sólida de confianza mutua entre colaboradores, clientes y accionistas.

    Confianza, estrategia y personas definen una visión de liderazgo que ha transformado a MetroBank sin perder el foco en lo humano, lo sostenible y lo cercano.

    El gerente general de MetroBank no concibe el éxito en solitario. Cree en rodearse de profesionales preparados, comprometidos y alineados con la visión del banco. Por eso invierte tiempo y recursos en su gente. En 2024, MetroBank destinó más de $288.000 en capacitaciones, y el 61 % de quienes participaron fueron mujeres. “Nuestro equipo trabaja con propósito y nosotros les damos herramientas para desarrollarse”, dice. Ese círculo virtuoso es el que sostiene la cultura organizacional que se ha consolidado en 34 años de existencia del banco.

    “La plata se consigue, los sistemas se compran, pero la gente buena es la que te lleva lejos”. Esa es una de las frases más repetidas por Boyd y el eje de su estilo de liderazgo. Cuando llegó al banco lo encontró en una casa que ya no existe. Hoy, lidera una organización con cientos de colaboradores, muchos de los cuales han crecido junto a él.

    La apuesta no es solo por la eficiencia, sino por el bienestar. La conciliación entre vida laboral y personal es parte de la estrategia. No es casual que Boyd priorice a su familia y el tiempo de calidad fuera del trabajo. “Un liderazgo sólido requiere equilibrio”, afirma.

    El estratega con olfato y data

    Boyd es un líder que cree en la intuición, pero no improvisa. “Cuando empecé en este negocio había mucho de olfato y experiencia”, dice. “Hoy en día, la data es clave. Hacer la tarea es más importante que nunca”. Para él, los buenos líderes no se guían por titulares, sino por el contenido que hay debajo. No se trata solo de tener acceso a información, sino de saber interpretarla, ponerla en contexto y tomar decisiones con criterio.

    A lo largo de su gestión, ha encabezado momentos clave para MetroBank. En 2007 redefinió la estrategia del banco enfocándose en clientes institucionales. En 2018, el registro en la Bolsa de Valores de Panamá marcó un hito en la solidez y transparencia del banco. Cuatro años más tarde, colocaron con éxito Acciones Preferidas, fortaleciendo así su estructura de capital. Y en 2024 obtuvieron un upgrade en la calificación de riesgo por parte de Fitch y Moody’s Local.

    “La banca sigue siendo un negocio de palabra. Si no honras la confianza que depositan en ti, no importa cuánto crezcas: simplemente no estás haciendo bien el trabajo”.

    Estos logros no solo posicionan al banco como un jugador relevante del sistema, sino que reflejan una visión clara de largo plazo. “Tener un plan es esencial, pero también hay que saber cuándo ajustarlo”, dice Boyd. Lo aprendió durante la pandemia, cuando se adelantaron a revisar su estrategia, y lo volvió a aplicar en 2024, en un año marcado por elecciones locales e internacionales que afectaban las tasas de interés globales.

    Esa combinación de visión estratégica, disciplina y agilidad lo ha llevado a impulsar otras transformaciones clave en MetroBank. Uno de los mayores desafíos ha sido liderar la innovación sin perder la esencia. De ahí nació MetroBank Digital Solutions (MDS), una plataforma que ha elevado los estándares de servicio, seguridad y experiencia digital para sus clientes.

    Entre 2023 y 2024, las transacciones digitales crecieron 57 %, y la captación de nuevos clientes por canales digitales aumentó un 94 %. Los montos transferidos subieron 68 %. Pero lo que más destaca Boyd no son los porcentajes, sino lo que representan: clientes más conectados, más confiados, más satisfechos.

    Eso no significa dejar todo en manos de la tecnología. “La evolución es hacia una banca omnicanal. La tecnología y la atención humana se complementan. No se trata de reemplazar el contacto personal, sino de potenciarlo”.

    El crecimiento de MetroBank ha sido posible gracias a un equipo comprometido con la excelencia y los valores institucionales. Para Boyd, el verdadero motor está en las personas que empujan juntas hacia un propósito común.

    Raíces personales, visión colectiva

    Detrás del ejecutivo hay un padre, un esposo, un ser humano que no pierde de vista lo esencial. Boyd habla con naturalidad de su familia como su ancla. Su manera de vivir el liderazgo está impregnada de ese equilibrio que también busca transmitir a su equipo. No cree en la desconexión total entre vida personal y profesional. Al contrario, cree que se retroalimentan.

    Su filosofía de vida ha calado en la cultura de MetroBank. Se percibe en los pasillos, en las reuniones, en el trato con los clientes. Para él, un banco exitoso no es solo el que da buenos resultados, sino el que deja huella positiva en su entorno. De ahí su impulso a programas de educación financiera para jóvenes y su compromiso con la sostenibilidad, reflejado en el primer informe ASG del banco y en iniciativas con impacto comunitario.

    Fuera del banco, Boyd encuentra en el golf un espacio de pausa, estrategia y reflexión. “El golf me obliga a parar. Es el lugar donde respiro, pienso y me reencuentro con lo que realmente importa”. El juego le enseña lo mismo que aplica en su trabajo: leer el terreno, tener paciencia y no forzar un golpe que no está listo.

    “Un amateur tira al hoyo esperando suerte. El profesional planifica cómo llegar, paso a paso, con menos riesgo”. Esa analogía no solo sirve para el green. Resume su estilo: liderar con calma, con visión y con un respeto absoluto por el proceso.

    Como en el golf, Boyd no busca el golpe perfecto en cada jugada. Busca consistencia, claridad de rumbo y, sobre todo, confianza: en el equipo, en los datos, en sí mismo. Esa es su forma de avanzar. Y lo ha llevado lejos.


    Fotos por Aris Martínez

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