Bilbao, una ciudad con casi 400 mil habitantes, tiene una historia que se remonta al año 1300 cuando Don Diego López de Haro la fundó. Siendo la capital de Vizcaya y durante mucho tiempo el epicentro de actividad industrial y comercial en la región, Bilbao ha experimentado una impresionante transformación en las últimas décadas, convirtiéndose en una ciudad moderna y cosmopolita.
La gran ría de Bilbao, que atraviesa la ciudad, solía ser el epicentro de astilleros, altos hornos de fundición de hierro e industrias pesadas metalúrgicas de gran importancia en el pasado. Aunque esto trajo un desarrollo económico significativo a la región, también dejó una huella de contaminación en la ciudad y un entorno hostil.
La comunidad vasca, reconociendo que lo que una vez fue un motor de desarrollo ya no era sostenible, emprendió una de las transformaciones urbanísticas más sorprendentes de este siglo. En 1993, este cambio comenzó con la construcción icónica del Museo Guggenheim de Bilbao, que reemplazó antiguas naves industriales por una estructura futurista y reconocida mundialmente. Cuatro años de construcción y una transformación gradual del entorno han dado lugar a una ciudad moderna, cultural, amigable y con un enfoque sostenible que enorgullece tanto a sus residentes como a los visitantes.
El efecto ‘Gehry’
Visitar Bilbao siempre comienza en “el Gughen,” como se le conoce popularmente. Mi recomendación para una inmersión con el efecto “Gehry” en el País Vasco es comenzar el día temprano en Bilbao, aprovechar los alrededores del museo para recargarte de energía y disfrutar de un auténtico desayuno vasco, que aprovecha la excelente gastronomía de la zona. Luego, recorre los exteriores del museo, lo que te ayudará a prepararte y entender la majestuosidad arquitectónica que te espera en su interior. Las colecciones permanentes y los importantes aportes internacionales ofrecen a los visitantes una oportunidad única, y año tras año rompen récords de asistencia, alcanzando más de 165,000 personas tan solo el pasado mes de julio. Como complemento perfecto a la experiencia cultural, vale la pena explorar las pintorescas calles del Casco Viejo de Bilbao, donde antiguos comercios coexisten con modernas tiendas atraídas por la creciente afluencia de visitantes. Una parada obligada es la Plaza Nueva, que curiosamente no es tan “nueva” ya que fue construida alrededor del año 1850 y alberga numerosos bares donde puedes degustar los famosos “pintxos” bilbaínos, algunos de los cuales han sido galardonados como los mejores de la ciudad.
“Para una inmersión con el efecto ‘Gehry’ en el País Vasco comienza el día temprano, aprovecha los alrededores del museo y disfruta de un auténtico desayuno vasco”.
Una experiencia imperdible
Para continuar la ruta vasca de Gehry, a unos 120 km y menos de una hora y cuarto en coche, encontrarás otra obra icónica: el pequeño pueblo de Elciego. Este encantador enclave rodeado de viñedos centenarios alberga las instalaciones de la bodega Marqués de Riscal. Esta bodega, con más de cien años de historia, es mi segunda recomendación de visita. Combina de manera excepcional los orígenes vitivinícolas de La Rioja con la modernidad y la arquitectura vanguardista, ofreciendo a los amantes de la cultura del vino una experiencia de paseo con un resultado verdaderamente exquisito.
Elciego y Bilbao están “hermanados” por un mismo arquitecto que, con sus pinceladas características, pero con objetivos muy distintos, ha logrado posicionar ambos lugares de manera única en el mundo. Una comida en cualquiera de los restaurantes típicos del pueblo de La Guardia (mi favorito es Posada Mayor de Migueloa), justo al lado de Elciego, y la programación de una visita guiada a Marqués del Riscal, representan la continuación perfecta tras comenzar el día en Bilbao.
Marqués del Riscal, una de las bodegas más reconocidas de España y quizás del mundo, no solo es famosa por la historia y la tradición de sus vinos, sino también porque alberga el Hotel Marqués de Riscal Luxury Collection, diseñado por el afamado Frank Gehry. En la bodega cuentan que el arquitecto tiene a su disposición de por vida una de las exclusivas habitaciones para cuando decide visitar Elciego, y seguramente disfrutará del restaurante galardonado con una estrella Michelin.
En definitiva, “la ruta vasca Gehry” ofrece una diversidad de experiencias que permite a cada viajero crear recuerdos inolvidables en torno a los impresionantes diseños de Gehry.
Estos diseños, sin duda, serán el punto culminante de las historias que todos compartiremos al regresar a casa.
