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    El mercado quiere más energía fotovoltaica

    El sol alumbra para todos. Esta vez se trata de un recurso inagotable que convertido en una fuente alternativa de electricidad, fomenta su empleo en personas y empresas. Empieza un lustro de transición.

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    Lo que dejó en claro la resolución de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos después de subir de dos a tres por ciento el tope de autoconsumo de energía, es que el mercado es el que asume el liderazgo de la transformación energética.

    Son los usuarios de energías alternativas, en particular de la fotovoltaica, los que señalan cuál es el camino en los próximos cinco años, empezando por disminuir aun más el límite de autoconsumo. Hasta la fecha, ellos logran fomentar el uso de fuentes renovables.

    Esta cruzada se torna evidente desde hace una década, cuando la capacidad instalada de clientes de autoconsumo mediante paneles solares y molinos eólicos llegaba a 425 kilovatios-hora, según la ASEP. Esta entidad sostiene que tal índice había ascendido a 102.268 kilovatios-hora hasta el pasado mes de febrero.

    En esta línea, desde la Cámara Panameña de Energía Solar sostienen que la actual cifra correspondiente es de 120.741 kilovatios-hora. Se trata entonces de un aumento de 18,1 por ciento que podría explicarse con la medida dispuesta por el regulador a mediados de abril de este año.

    En número de clientes, había 13 en 2014, mientras que en febrero pasado tal cantidad subió a 3.325. Ahora la agremiación enseña una cifra de 4.179, que refleja un aumento de 24,2 por ciento en los últimos cuatro meses.

    “No será posible una transición energética sin contar con el desarrollo del mercado de la energía solar en Latinoamérica”.
    José Ramón Gómez, Banco Interamericano de Desarrollo


    Transición y desarrollo

    El uso de la energía fotovoltaica crece a pasos agigantados alrededor del mundo, sostiene José Ramón Gómez, líder regional de Energía del Banco Interamericano de Desarrollo. El consultor anticipa además que “no será posible una transición energética sin contar con el desarrollo del mercado de la energía solar en Latinoamérica”.

    Y esta transición, argumenta Gómez, precisa robustos sistemas de transmisión eléctrica para incorporar esas nuevas fuentes de generación dentro de la matriz de los países de Latinoamérica y del Caribe.

    En nuestro país viene fortaleciéndose el aumento del uso de la fotovoltaica por razones de estrategia y de ahorro, o por la combinación de ambos factores. 

    Compañías nacionales y multinacionales recorren el camino hacia el carbono neutral para disminuir así su huella de carbono, por lo que Javier Gutiérrez, líder de Celsia Centroamérica, sostiene que en ocasiones estos consumidores tienen clientes internacionales “que les exigen tomar” medidas de esta índole.    

    Otros consumidores se montaron en este tren solar debido a “una decisión netamente económica”, profundiza Gutiérrez. Son clientes interesados en obtener una generación distribuida del recurso, es decir con la instalación de paneles donde ellos quieren consumir y producir.

    Esto resulta “positivo” en el balance del cliente al tomar su decisión tanto de “obtener un ahorro de costos como de mejorar el impacto en sus indicadores ambientales y de sostenibilidad”, destaca.

    Cuando calienta el sol…
    La expansión de la energía fotovoltaica puede atribuirse a factores como “la abundante radiación solar de Panamá”, apuntala Juan Andrés Navarro, presidente de la Cámara Panameña de Energía Solar, gremio que agrupa 87 empresas. En octubre del año pasado eran alrededor de 60.

    Navarro coincide con Gutiérrez en “el interés creciente de las empresas y residentes por disminuir costos energéticos”.

    Del lado de esta transición juega la ubicación estratégica del país con unos estándares de radiación óptimos para instalar granjas solares sobre la franja del Pacifico, en especial en el Arco Seco de las provincias centrales, de Río Hato a Azuero, donde hay suficientes terrenos libres de obstáculos como edificios o bosques y donde son escasas las lluvias y los vientos.

    “La Cámara Panameña de Energía Solar está satisfecha con las condiciones de financiamiento ofrecidas por la banca local”.
    Juan Andrés Navarro, Cámara Panameña de Energía Solar

    El mercado también abandera la transición porque se disminuyó a la mitad la inversión requerida para un megavatio de potencia instalada, en comparación con el precio de hace una década. “Lo que antes costaba 100 dólares, ahora cuesta 50”, compara Gutiérrez, que adiciona el poder de un solo panel de hoy: “Puede generar tres veces lo que generaba hace una década”. Quiere decir un aumento de “la potencia por metro cuadrado”.

    La banca panameña se broncea también con el brillo de la energía solar. Del sector público, el Banco Nacional y la Caja de Ahorros; y del privado, Banco General, Banistmo y Banco Aliado, además del fondo de inversión alemán Ecoligo, son entidades que han desarrollado créditos a la medida.

    Por ahora, la Cámara Panameña de Energía Solar “está satisfecha con las condiciones de financiamiento ofrecidas por la banca local”, reconoce Navarro, porque la considera un factor crítico en la viabilidad de la energía fotovoltaica del país.

    “Compañías nacionales y multinacionales recorren el camino hacia el carbono neutral para disminuir así su huella de carbono”.
    Javier Gutiérrez, líder de Celsia Centroamérica

    Que más personas y empresas se entusiasmen con esta fuente de energía, implica tasas de interés competitivas y plazos de pago flexibles, apunta el líder gremial. Por lo tanto, si más bancos comienzan a ofrecer “financiamientos verdes”, mejorarían aun más las condiciones para el desarrollo del mercado de energías renovables.

    En Panamá se avecina la discusión de la Ley 6 de 1997, que establece el régimen al que se sujetan las actividades de generación, transmisión, distribución y comercialización de energía eléctrica. En la nueva norma debe prevalecer la seguridad jurídica para los inversionistas y mantenerse el respeto por unas reglas de juego claras, concretas y de largo plazo, enumera Gutiérrez.

    Pero el aumento del límite de generación de autoconsumo responde a un acto del regulador, de la ASEP. Se trata de una discusión técnica que tiene la presión práctica del mercado.         

    Dice Juan Andrés Navarro que un marco legal favorable a la inversión de energías renovables, alienta aun más a consumidores y a empresas a adoptarlas. “Ambos sectores apoyan así los cambios de sostenibilidad del país”. Y aumentan el poder de un consumidor al que nada lo detiene.


    Fotos: Cortesía CAPES

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