“CES es la vitrina más grande en la industria de IT en occidente. Es el segundo evento del mundo en tecnología, después de Computex en Taiwán. Es una semana donde se encuentran fabricantes, distribuidores, resellers, usuarios finales, influencers y medios especializados de todo el mundo. Además, se utiliza como plataforma para hacer anuncios de parte de los fabricantes más grandes a nivel mundial”. Está definición de Antonio Ortiz, director de Ventas de Gigabyte para Latinoamérica, es un buen contexto del impacto del evento.
Con más de 130,000 asistentes y 4,000 expositores de 150 países, CES 2025 consolidó una tendencia clave: la innovación ya no es solo estética, sino operativa. “Las grandes compañías han comprendido que la ventaja competitiva radica en la experiencia del usuario y la integración tecnológica”, señala Tony Sano, analista tecnológico y creador de contenido. “Este año, hemos visto avances significativos en la inteligencia artificial aplicada, optimización de procesos y automatización doméstica”.

Un análisis parecido hace Ortiz. “Todo lo que es IA (inteligencia artificial) está dominando la construcción de hardware, esto significa en simples palabras, la interacción de los usuarios finales con los dispositivos va a ser mucho más fácil y podremos hacer muchas más tareas en un periodo más corto”.
Sano, quien por séptimo año consecutivo asistió al evento, hace un análisis de su evolución. “Hace unos años, CES era el epicentro de anuncios grandilocuentes: autos voladores, pantallas masivas. Hoy, la disrupción tecnológica se centra en la funcionalidad más que en el espectáculo”.
Alianzas estratégicas: el nuevo motor de la innovación
Uno de los puntos más destacados de CES 2025 es el auge de las alianzas estratégicas entre empresas tecnológicas, que están redefiniendo la forma en que la innovación llega al mercado. En lugar de competir ferozmente por la supremacía, las compañías están optando por la colaboración para acelerar la integración de tecnologías clave.
Un claro ejemplo es la alianza entre Sony y Honda, que anunciaron el desarrollo conjunto de la Serie 0, una nueva generación de vehículos eléctricos con inteligencia artificial avanzada. “Este no es solo un coche eléctrico más. Lo que estamos viendo es la fusión de la experiencia automotriz con la excelencia en entretenimiento digital y conectividad de Sony”, explica Sano. Esta colaboración pone de manifiesto cómo los fabricantes de hardware y software están uniendo fuerzas para crear experiencias más completas para los usuarios.
Otra alianza relevante es la de Samsung y Google, que han integrado la inteligencia artificial de Google en los dispositivos de Samsung para ofrecer un ecosistema más cohesionado. Con la incorporación de Gemini AI en teléfonos, televisores y electrodomésticos inteligentes, Samsung está posicionándose como una de las marcas líderes en la integración de IA en la vida diaria. “El futuro de la tecnología no será sobre quién tiene el mejor dispositivo, sino sobre quién logra conectar todo en una experiencia fluida”, destaca Sano.
En el ámbito de la computación, Nvidia y Toyota han unido esfuerzos para desarrollar modelos de conducción autónoma más avanzados utilizando la plataforma Cosmos AI. Este enfoque permitirá a Toyota optimizar la conducción autónoma en tiempo real, analizando grandes volúmenes de datos con una precisión sin precedentes. “El hecho de que una automotriz tradicional colabore con una empresa de chips y software demuestra que la especialización ya no es suficiente: la interconectividad es la clave”, añade Sano.
En el sector del transporte, Delta Airlines ha establecido alianzas estratégicas con Uber y YouTube para ofrecer una experiencia de viaje completamente conectada. La integración con Uber permitirá a los pasajeros gestionar su transporte hacia y desde los aeropuertos directamente desde la aplicación de Delta, mientras que la asociación con YouTube ofrecerá contenido exclusivo y recomendaciones personalizadas durante el vuelo. “El concepto de viaje ha evolucionado. Ya no se trata solo de llegar de un punto A a un punto B, sino de cómo se puede optimizar cada momento de la experiencia del usuario”, analiza Sano.
Estas alianzas están impulsando una nueva era en la tecnología, donde las compañías dejan de lado la competencia tradicional para generar valor en conjunto. “El mercado ya no se trata de productos individuales, sino de ecosistemas interconectados que simplifican la vida del usuario. CES 2025 nos mostró que la colaboración es el nuevo diferencial competitivo”, concluye Sano.
Transformación digital: impacto en la vida y la economía
Más allá de los dispositivos innovadores, la tecnología está redefiniendo la forma en que interactuamos con el mundo. La inteligencia artificial está modificando la manera en que trabajamos, accedemos a la información y organizamos nuestras rutinas. Asistentes personales avanzados han reducido el tiempo de respuesta para tareas rutinarias, mejorando la eficiencia en el ámbito profesional y personal.
La automatización del hogar, con dispositivos que se anticipan a las necesidades del usuario, está materializando el concepto de “hogar inteligente”. Un claro ejemplo es Roborock Saros Z70, un robot aspirador equipado con un brazo mecánico que le permite recoger objetos y limpiar espacios de manera autónoma, marcando un cambio en la tecnología de limpieza automatizada. “El Saros Z70 no solo limpia, sino que interactúa con el espacio. Es la evolución lógica de la automatización en el hogar”, comenta Sano.
CES 2025 convocó a más de 130,000 asistentes, 4,000 expositores de 150 países y consolidó una tendencia clave: la innovación ya no es estética, sino operativa.
La salud digital avanza con sensores portátiles capaces de detectar anomalías en tiempo real y ofrecer recomendaciones personalizadas. A su vez, el comercio y la industria están experimentando una transformación sin precedentes con sistemas automatizados que optimizan la producción y la logística.
Uno de los aspectos más fascinantes de CES 2025 ha sido el enfoque en sostenibilidad tecnológica. Flint Paper Battery, por ejemplo, ha desarrollado una batería biodegradable hecha de celulosa, que ofrece una alternativa más ecológica a las baterías de litio y reduce el impacto ambiental. “Este tipo de innovaciones no solo benefician al usuario final, sino que están alineadas con la necesidad de reducir la huella de carbono de la industria tecnológica”, señala Sano.
Otro producto disruptivo es la cuchara de sal eléctrica de Kirin, que utiliza corrientes eléctricas para intensificar el sabor salado sin añadir sodio, una solución con potencial en la industria alimentaria y en la lucha contra enfermedades como la hipertensión.
Latinoamérica: desafíos en la adopción tecnológica
Si bien el avance tecnológico global es acelerado, América Latina enfrenta barreras significativas en su adopción. La infraestructura digital sigue siendo un desafío en muchas regiones, lo que limita la penetración de tecnologías clave como la inteligencia artificial y el internet de las cosas. La inversión en innovación aún es baja en comparación con mercados de América del Norte, Europa y Asia, lo que ralentiza la modernización y la inversión en infraestructura, educación y políticas públicas que promuevan la transformación digital.
“Latam no está atrasado. Es más, los lanzamientos de productos nuevos siempre están disponibles al mismo tiempo que en Latam, Asia, EE. UU. y Europa. El mayor problema de la región son las altas tasas impositivas, que hace que la tecnología de punta sea inaccesible. Los gobiernos locales deben entender la tecnología como herramienta de desarrollo y no sobrecargarla con impuestos de importación. Desgraciadamente esto frena los desarrollos locales y las pequeñas empresas para crear nuevos modelos de negocios”, señaló el ejecutivo de Gigabyte.
Otro factor es la brecha digital: aunque el acceso a internet ha crecido, la velocidad y estabilidad de la conectividad aún están por debajo de los estándares globales. Esto impacta el desarrollo de ecosistemas tecnológicos robustos y la capacidad de las empresas para adoptar soluciones avanzadas de automatización e inteligencia artificial.
Algunos países han dado pasos en la dirección correcta. Chile y Brasil han implementado programas de incentivos fiscales para empresas tecnológicas, mientras que México y Colombia han creado hubs de innovación para fomentar el desarrollo de startups. “Latinoamérica tiene un potencial enorme, pero necesita políticas más agresivas en materia de digitalización. La tecnología no puede seguir siendo un lujo, debe convertirse en un derecho de acceso universal”, opina Sano.
CES 2025 ha marcado un punto de inflexión en la industria: la innovación ya no se mide por la espectacularidad, sino por su impacto en la productividad y eficiencia. “Este evento ya no es sólo un escaparate de novedades futuristas, sino una hoja de ruta de cómo evolucionará el mercado en los próximos cinco años”, concluye Sano.
El crecimiento del ecosistema tecnológico se basa cada vez más en la interoperabilidad, la inteligencia artificial aplicada y la automatización eficiente. Las alianzas estratégicas están moldeando un mercado donde la diferenciación ya no depende de características aisladas, sino de la capacidad de ofrecer experiencias conectadas. En esta transformación, el consumidor y la industria son los principales beneficiados.
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