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    Desafíos del gran relevo patrimonial en América Latina

    La histórica transferencia de riqueza en América Latina puede convertirse en una oportunidad para cerrar las brechas de género, si se garantiza el liderazgo femenino en la toma de decisiones y se promueve una equidad económica real desde todos los sectores.

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    Equidad Económica y Liderazgo

    En los próximos 20 años, se estima que ocurrirá una histórica sucesión patrimonial que implicará la transferencia intergeneracional de aproximadamente $84 trillones en activos. Solo en Estados Unidos, cerca de $30 trillones quedarán bajo el control de mujeres. Este fenómeno, conocido como el Gran Traspaso Generacional de Riqueza, no solo transformará el mapa económico, sino que plantea una pregunta clave: ¿irá acompañado de una redistribución efectiva del poder y la toma de decisiones?

    La posibilidad de que más mujeres administren una porción significativa del capital global tiene implicaciones profundas para la gobernanza. No se trata únicamente de recursos, sino del reconocimiento del liderazgo femenino como un derecho. En el plano internacional, instrumentos como la Carta Democrática Interamericana (CDI) y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) afirman que la participación política y económica de las mujeres es fundamental. La CDI establece en su artículo 6 que la participación ciudadana es un derecho esencial para el desarrollo; la CEDAW, en sus artículos 7 y 13, exige la igualdad de condiciones en la vida pública y económica.

    De acuerdo con el Informe Global de Brechas de Género 2024 del Foro Económico Mundial, América Latina y el Caribe han cerrado un 65.7 % de la brecha en participación económica y oportunidades, y un 74.2 % de la brecha total de género. Estas cifras posicionan a la región por encima del promedio global y reflejan avances importantes en materia de inclusión. En muchos países, se observan esfuerzos sostenidos por ampliar la presencia de mujeres en el mercado laboral, promover su acceso a la educación superior y facilitar su incorporación a sectores tradicionalmente masculinizados.

    Sin embargo, estos avances coexisten con brechas persistentes que limitan el acceso de las mujeres a empleos de calidad, igualdad salarial, propiedad de activos y participación en espacios de liderazgo económico. Aunque las mujeres representan una parte significativa de la fuerza laboral regional, siguen enfrentando barreras estructurales que restringen su capacidad para ejercer plenamente su agencia económica y ocupar espacios de decisión. El momento actual representa una oportunidad histórica para acelerar el cierre de estas brechas, pero requerirá un enfoque deliberado y sostenido desde las políticas públicas, el sector privado y la sociedad civil.

    “Sin equidad de género en la toma de decisiones, el gran relevo patrimonial podría reforzar desigualdades en lugar de superarlas”.

    En mi experiencia regional, he visto cómo el acceso formal a los derechos no siempre se traduce en poder real. Las mujeres siguen subrepresentadas en espacios clave de toma de decisiones, tanto en el ámbito público como en el privado. En las empresas, muchas aún enfrentan culturas corporativas que dificultan su avance hacia los niveles más altos de dirección.

    Esta brecha no solo es una cuestión de justicia, sino también de eficiencia. Diversos estudios han demostrado que los equipos de liderazgo diversos generan mejores resultados. Por ello, la transferencia de riqueza representa una oportunidad crítica para rediseñar estructuras con enfoque de derechos, donde el liderazgo femenino sea una condición necesaria, no una excepción.

    El Gran Traspaso Patrimonial no debe limitarse a mover activos entre generaciones. Es una oportunidad histórica para asegurar que las mujeres no solo administren capital, sino que también participen plenamente en la toma de decisiones sobre su destino. Si no se acompaña esta transición de acciones deliberadas en favor de la equidad, corremos el riesgo de perpetuar las mismas estructuras excluyentes.

    Es hora de que quienes lideran en el sector privado, la política pública y las instituciones internacionales asuman este momento como un punto de inflexión. La inclusión económica y la participación de las mujeres en la gobernanza deben verse como imperativos éticos y estratégicos. Solo así podremos transformar esta transferencia patrimonial en un verdadero avance hacia la igualdad.


    * La autora es Miembro de la junta directiva de Grupo HOPSA y exsecretaria de Acceso a Derechos y Equidad OEA (2021-2025)

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