Fotos Paul Castillero
Innovación y espíritu de riesgo son dos cualidades que definen a Juan Octavio Díaz, quien, desde los headquarters en Santa María, donde dirige La Casa de las Baterías, conversó con Investor sobre su trayectoria. Díaz, que este año celebró 59 años de vida, es un empresario que no tiene miedo a reinventarse y asumir desafíos. Es también un esposo, padre y músico que disfruta compartir en familia y tocar el bajo, cuando el tiempo lo permite, instrumento que además de dominar, colecciona.
Estas cualidades, junto con su deseo de dejar un impacto en la vida de las personas que lo rodean, contribuyeron de manera determinante al giro de 180 grados que le dio a La Casa de las Baterías cuando se convirtió en su gerente general en 2006. Para entender su historia hay que remontarse a la década de los ochenta, cuando la empresa tenía solo una sucursal.
Comenzar de cero
Hacia fines de los años 80, muchos negocios tuvieron que cerrar sus operaciones por la crisis, y el de su familia no fue la excepción. “Nunca olvidaré aquel 1 de enero de 1990. Amanecimos con La Casa de las Baterías saqueada con lo poquito que había. No teníamos mucho. La dejaron hasta sin muebles”, recuerda Juan Octavio, cuya familia no tuvo más remedio que volcar toda su energía hacia lo único que les quedaba a flote: el pequeño punto de ventas entre vía España y vía Porras, que aún
existe en su lugar original.
Al graduarse del Colegio Javier comenzó a trabajar en la empresa y continuó medio tiempo mientras estudiaba Administración de Empresas en la Universidad Santa María la Antigua. “Teníamos que empezar de cero un negocio que ya existía, para reinventarlo como un importador de baterías y comercializador”, explica. Y así lo hicieron. “Me dedicaba todos los días a estar ahí. Instalé cientos de baterías en cientos de carros con mis dos manos. Teníamos ayuda, pero había que estar encima vendiendo y vendiendo”, relata.
Aunado a eso, sacó a flote su faceta de artista, haciendo presentaciones en vivo donde tocaba el bajo por las noches con la banda Pair a Dice, de la que aún forma parte y en la que aún toca. “Fue mi pasión de teenager, a diferencia de que nunca la solté y durante una época de mi vida fue el sustento económico para mí”. Hoy, ya no depende económicamente de la música, pero la disfruta tanto como en aquella época, y toca igualmente en la banda Los 33, con la que acaba de producir un álbum.
También optó por meterse en un negocio de telecomunicaciones con el fin de obtener ingresos adicionales. Fue la única vez que se distanció de las baterías, a las que luego regresó de lleno y con nuevas ideas.
“Cuando volví de las telecomunicaciones, mi papá había abierto dos puntos más, y junto con mi hermana acordamos con mi papá abriríamos una tienda nuestra usando el nombre”, cuenta.
Era el sexto punto de venta de La Casa de las Baterías, pero esta vez solamente su hermana y él.
“La música fue mi pasión de teenager, a diferencia de que durante una época de mi vida fue el sustento económico para mí”.
El cliente, primero
Uno de los diferenciadores más importantes de La Casa de las Baterías es su servicio al cliente y así se lo recalca a su personal en las capacitaciones. “Más que convencidos, somos unos obsesionados con el servicio al cliente y es verdaderamente lo que vendemos”, afirma.
Esta misma obsesión por servir, junto con su mente inquieta y perseverancia o “terquedad” (me corrige mientras reflexiona) por encontrar y suplir las necesidades de sus clientes, lo impulsó a romper esquemas al implementar el servicio a domicilio, un modelo que, pese a que hoy día lo demos por sentado, fue una verdadera innovación en aquel momento.
La empresa cuenta con 34 sucursales en Panamá y 83 sucursales entre Costa Rica, El Salvador y Guatemala. En El Salvador se posicionó como la número 1 en baterías; en Guatemala, como la de mayor crecimiento en el sector, y en Costa Rica está creciendo de manera importante.
¿Cómo se le ocurrió? «La tienda estaba justo frente a una pizzería, y siempre veía salir y entrar una moto. Entonces pensé: ‘La gente compra pizza a domicilio por comodidad, pero mi producto responde a una necesidad», cuenta recordando aquellos días. Decidió comprar una moto y ofrecer el servicio. «No se vendió ni una batería hasta que vendí una y luego dos, y así sucesivamente…», rememora sobre los comienzos de esta idea que le dio al negocio un giro de 180 grados.
Lo que comenzó como una ocurrencia de Juan Octavio, no solo se convirtió en uno de los grandes sellos característicos de la empresa, sino en una de sus más importantes divisiones del negocio.
Otra de sus ocurrencias donde también rompió esquemas exitosamente son sus distintivas cuñas, que buscan dejar grabado el nombre de La Casa de las Baterías en la memoria de las personas a través de situaciones cotidianas llenas de humor. “Si yo te echo un chiste, ahí sí me vas a prestar atención, y sobre todo si es una situación. Dentro del chiste y el vacilón, ahí queda la marca”, comenta.
Esta estrategia de publicidad ha probado ser una fórmula ganadora con tanta acogida en el público que la empresa incluso la ha utilizado para promocionarse en el extranjero.
Cronología 50 años de historia
1974. Inicio de operaciones de La Casa de las Baterías fundada por su padre, Tony Díaz (qepd), quien tuvo la idea de tener un punto de venta para ofrecer el producto de una fábrica local al consumidor.
1989. La fábrica deja de funcionar. Saqueo de la tienda en la esquina de vía España y vía Porras. Se asocia con su papá y compran un contenedor de baterías y es el “segundo inicio” de La Casa de las Baterías como importador y comercializador.
1992. Asume una posición gerencial en una empresa de telecomunicaciones. Se mantiene socio activo de la empresa familiar.
1996. Se asocia con su hermana para abrir una sucursal en San Francisco, donde incursiona en el servicio a domicilio, atención a flota y en una serie de negocios innovadores. El servicio a domicilio es hoy en día uno de los servicios más importantes a nivel regional.
2006. Asume la gerencia general de La Casa de las Baterías, integrando canales de distribución y la división industrial en Panamá para ofrecer soluciones con baterías de tracción y sistemas de respaldo de energía.
2007. Crean el programa “Devuélveme” en Panamá, que recolecta baterías que ya no funcionan y se aseguran de exportarlas a una fábrica para su correcta disposición final y evitar la contaminación del medio ambiente.
2008. Fallece su padre y Juan Octavio asume la presidencia de La Casa de las Baterías.
2022. Nombrado Ejecutivo del año por Apede.
2024. Juan Octavio Díaz y La Casa de las Baterías son nombrados dentro de los 100 empresarios y empresas con mejor reputación del país.
Cruzando fronteras
Paralelamente, mientras como gerente general ampliaba los puntos de venta y servicios en Panamá, también comenzaba a asumir un desafío mucho más grande: el de cruzar fronteras. “Cuando mi hermana y yo nos integramos a mi papá, traté de empezar a implementar algunas ideas e iniciativas que tenía para crecer. Visualizaba que el modelo de negocio era muy replicable y que podía hacerse más grande incluso fuera de Panamá”.
Esto se tradujo en 83 tiendas entre Costa Rica, El Salvador y Guatemala. De hecho, pese a la gran competencia que enfrenta en esos países, La Casa de las Baterías ha logrado posicionarse en El Salvador como la número 1 en baterías; en Guatemala, como la de mayor crecimiento en el sector, y en Costa Rica está creciendo de manera importante.
Juan Octavio atribuye todos estos éxitos al modelo de negocio que abandera la empresa: servicio de calidad al cliente.
“Somos unos obsesionados con el servicio al cliente y es verdaderamente lo que vendemos”.
Olfato y visión
En sus casi 35 años desde su reinicio, no solo ha expandido su número de sucursales, sino que también ha abierto nuevas divisiones y diversificado productos y servicios, como el de flota; la división de baterías industriales que maneja baterías de montacargas eléctricas y de tracción, o la recién creada división de aires acondicionados de precisión.
Y aunque algunos productos parecieran no tener vínculo alguno con las baterías, están más relacionados con ellas de lo que uno se imagina. Un ejemplo que lo comprueba es el mercado de los UPS (Uninterruptable Power Supply), dispositivos que se usan para respaldar las computadoras cuando se va la luz, al que Juan Octavio incursionó hace 10 años. “Siempre nos compraban las baterías de los UPS y pensé: ‘si hay la oportunidad de vender las baterías, ¿por qué no los UPS también?” , expresa.
Lo mismo sucedió con la venta de paneles solares, la cual comenzó a través de la venta de sus baterías. “La gente venía a pedirnos baterías para sistemas solares off-grid (fuera de red) para áreas remotas donde se necesitaba generar electricidad, y me dije: ‘hay una oportunidad para entrar a solar’. Todo, si te das cuenta, a través de la puerta de las baterías”.
De cara al futuro
“Fui y regresé de Río Hato, y todavía me quedaba 50 % de batería”, cuenta con orgullo de su más reciente adquisición: su primer carro eléctrico. Desde hace varios años viene apostándole con fuerza a las energías renovables. No solo incursionó en los paneles solares, sino que abrió la división de energía desde donde ofrece tecnologías, servicios y productos innovadores a sus clientes que les permiten contribuir con la generación de energía limpia y el desarrollo sostenible del país.
De hecho, su firme compromiso con la conservación del ambiente fue reconocido en 2022 por la Secretaría de Energía, que le otorgó un reconocimiento por haber alcanzado las metas en transición energética al comercializar más de 20,000 paneles solares durante ese año.
A través de su división de energía, La Casa de las Baterías participa activamente en este nicho con un taller especializado en baterías para vehículos eléctricos e híbridos, dedicado a repararlas, renovarlas y cambiarlas. Asimismo, ofrece estación de carga, cargadores para carros eléctricos en sus tiendas y, además, hace lo que mejor sabe hacer: prestar un servicio de calidad. Dicho servicio se extiende hasta las carreteras con un cargador móvil destinado a desvarar vehículos eléctricos, y que les proporciona en corto tiempo la suficiente carga para que el conductor llegue a su destino.
Por ahora no planea bajar las revoluciones. “Me aburriría”, asegura, y no es de extrañar, porque tal como lo expresó el autor irlandés George Bernard Shaw: “Dichoso es aquel que tiene una profesión que coincide con su afición”. Disfruta lo que hace y sabe que vienen enormes oportunidades de crecimiento para su negocio.