Desde siempre, todo evoluciona. Es una realidad que el mundo está cambiando rapidísimo y en todos los aspectos a la vez. Sin embargo, a veces hay lugares y personas que simplemente aún tienen ese chip mental de antaño. O como dicen: “Soy Old School”.
Y siguen con las mismas reglas en el hogar de 1900: piden que todos se vistan con pantalón, camisa de botón y zapatos de cordón para ir a misa. Solo les falta el reloj de bolsillo.
Y ni hablar de la educación. Antes casi todo se resolvía con chancletazos o “DEJA QUE LLEGUE TU PAPÁ DEL TRABAJO”. Ahora, pues, ya sabemos que hay coaches, psicólogas, psiquiatras, terapias, ejercicios y aromaterapias que nos ayudan a los acudientes para todo problema antes de dar un chancletazo o pegar un grito.
Ahora se vale que los hombres se hagan botox, se tiñan el pelo y se ayuden a verse mejor sin necesidad de cuestionar su sexualidad.
Con la comida, un día el huevo es el rey del menú y otro día es lo peor para el colesterol y el corazón. La carne también tuvo su momento de enemistad con la sociedad porque se decía que comer carne de animales asustados solo nos transmitía su estrés. Entonces, ser vegano tomó auge. Así sucesivamente todo va cambiando y uno pasa del timbo al tambo. Siempre tratando de adaptarse y fluir para sobrevivir.
Somos de tradiciones o somos de evolución constante.
Pero un lugar donde jamás imaginé experimentar “tradiciones” fue en Las Vegas, o como le dicen por ahí: Sin City. Yo he viajado con ElMr a Las Vegas. Me he ido al spa porque mi esposo me lo invitó.
Y la señora del spa no creía que yo era la esposa de ElMr porque el cuarto estaba con otro apellido. Yo le explico: es que ese es el apellido de mi esposo y esta soy yo con el apellido de mi padre. Soy una mujer independiente sin necesidad de ponerme “de” de nadie.
Pero ella seguía refiriéndose a mí como LA GUEST de ElMr #jaja
Yo solo pensaba: ¿aquí tan liberales y no aguantan que una mujer no se cambie el apellido?
Entonces, en un lugar tan ASÍ como Las Vegas “Sin City” podemos encontrar gente ASÁ que aún no entiende cómo alguien casada todavía deambula por el mundo con su nombre y apellido de nacimiento. Increíble. Las Vegas estuvo divino, pero lo que más me impresionó fue esta experiencia. Bien #Así&Asá
La verdad es que no me cambio el apellido, no por feminista, sino por los documentos que hay que cambiar. Me dan pereza esos forms, apps y call centers donde no le hablas a un solo humano en toda la transacción y proceso. #NombeNo. A mí déjenme explicándole a la gringa que yo me llamo así, pero que en realidad me debería llamar asá. ¡Listo!
Fotos cortesía de Mónica Gúzman Zubieta


